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Manual sintético de técnicas de intervención psicológica. Vol. 2

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INDICE

I. Administración del tiempo
II. Autocontrol
III. Moldeamiento y encadenamiento de conductas
IV. Reforzamiento diferencial
V. Reversión de hábito
VI. Control de estímulo precedente
VII. Privación y saciedad del estímulo como variables a considerar en el diseño de tratamientos
VIII. Extinción
IX. Abordaje conductual aplicado en problemas de pareja y familia
X. Principio de Premack: abordaje de conductas de postergación
XI. Instrucciones verbales basadas en los principios de condicionamiento operante
XII. El costo de respuesta
XIII. Saciación de estímulos
XIV. Sobre corrección
XV. Reforzamiento diferencial
XVI. Time out o aislamiento del reforzamiento
XVII. Entrenamiento de habilidades sociales

 

 

Técnicas Psicológicas

Que son

Las técnicas de intervención psicológica comprenden un conjunto heterogéneo de métodos y sistemas estructurados. Su finalidad es conseguir los objetivos marcados en el tratamiento y como fin último la superación del problema motivo de intervención psicológica.

Se trata de un proceso a lo largo del cual el psicólogo, allá donde se presentan problemas relativos al comportamiento humano, evalúa, entrena o trata y cuantifica los efectos inmediatos del entrenamiento o del tratamiento. Pero no se queda ahí. La intervención continúa de la mano de la evaluación y del seguimiento de los efectos conseguidos, valorando su persistencia temporal, su validez social y su generalización a través de situaciones distintas a las del tratamiento o entrenamiento.

 

I. ADMINISTRACIÓN DEL TIEMPO

Las técnicas de administración del tiempo son procedimientos que nos enseñan a organizar el tiempo, tomando decisiones previas sobre a qué tareas o actividades debemos dedicar el tiempo que tenemos, decisiones que debemos basar en la importancia de la tarea en función de nuestros objetivos, dejando siempre espacio para los imprevistos, y para el descanso y el ocio.

La mejor de las técnicas es la planificación. Y debemos de tener bien claros los pasos que tenemos que llevar a cabo para distribuir adecuadamente el tiempo del que disponemos, y que son los siguientes:

  1. Establecer los objetivos, de mayor orden, que son los que se quieren alcanzar con las tareas y actividades que realmente llevaremos a cabo.
  2. Ordenamos los objetivos atendiendo a criterios de importancia, de que sean asequibles y potencialmente posibles, de la urgencia o rapidez con que debemos conseguirlos, de la dificultad de conseguirlos y del tiempo que nos llevarán.
  3. Una vez fijados estos objetivos, hay que establecer las actividades que permiten alcanzarlos, marcando en cada uno las acciones concretas para desarrollar dichas actividades y el tiempo que llevará cada una.
  4. Ordenamos dichas actividades en función de su importancia para conseguir el objetivo.
  5. Establecer el horario diario que le vamos a dedicar, distribuyéndolo en las distintas actividades priorizadas.

Para poder establecer la priorización de las actividades y también de los objetivos, nos podemos valer de la siguiente matriz para la toma de decisiones: Aunque podremos añadir todos los factores que queramos o consideremos y complicarla mucho más.

Con esta simple matriz, el orden sería el siguiente:

  1. Primero, las tareas importantes y urgentes.
  2. Segundo, las importantes, pero no urgentes.
  3. Tercero, las no importantes pero urgentes.
  4. Cuarto, las no importantes y no urgentes.

Algo que sí se debe tener en cuenta es que es mejor que nuestro tiempo esté bien planificado. Planificar no es perder tiempo, es ganarlo, o ganar en su aprovechamiento, con lo que el mejor de los consejos, es que lo planifiques y lo escribas.

 

 

 II. AUTOCONTROL

Cuando nos encontramos ante un problema de falta de autocontrol emocional, se recomienda entrenar y manejar lo mejor posible las técnicas de autocontrol, lo que nos permitirá gestionar mejor las emociones disfuncionales.

Cuando aprendemos regular nuestros estados emocionales, podremos expresar las emociones de forma apropiada y regularlas de forma eficiente.

Por medio de un entrenamiento en técnicas de relajación y de autocontrol emocional, tanto físico como cognitivo, se aprende a no cometer errores de pensamiento y a controlar de forma consciente las reacciones que provocan estos pensamientos en nuestro Sistema Nervioso Autónomo (SNA).

Las técnicas de autocontrol ayudan a controlar nuestros impulsos y reacciones, nos enseñan a relajarnos y a estar serenos y descansados. Las personas con un alto grado de autocontrol emocional, se encuentran en mejores condiciones para enfrentarse a las dificultades de la vida diaria y pueden distinguir más fácilmente entre lo que es más importante y lo que no es tan relevante.

Existen diferentes tipos de autocontrol:

  • Fisiológico (Dentro de las técnicas fisiológicas de autocontrol, tenemos el entrenamiento autógeno, el método de Jacobson, control de la respiración, la relajación muscular por inducción directa o por relajación diferencial y técnicas de Biofeedback)
  • Cognitivo (mindfulness, Filosofía de vida)
  • Conductual

Autocontrol fisiológico consiste, entre otros, en:

  • Control de respiración.
  • Relajación Muscular: hay pensamientos y actos que provocan, como respuesta del organismo, tensión muscular, esta tensión fisiológica aumenta la sensación subjetiva de ansiedad.

La relajación muscular consiste, fundamentalmente, en la realización de una serie de ejercicios musculares de secuencias de tensión-distensión, es decir, la respuesta de relajación se consigue a través de la tensión.

Este método está recomendado en el tratamiento de la tensión muscular, la ansiedad, el insomnio, la depresión, la fatiga, el colon irritable, los espasmos musculares, el dolor de cuello y espalda, la hipertensión, las fobias moderadas y el tartamudeo.

  • Técnicas de Biofeedback: funciona con instrumentación (y colocación de electrodos) que nos da información acerca de ciertos procesos psicofisiológicos. Debe considerarse una técnica de aprendizaje, dirigida a tomar consciencia ciertos procesos psicofisiológicos con el objetivo final de conseguir su control voluntario sin el uso de instrumentos.

-Autocontrol cognitivo consiste en:

Minimizar los trastornos emocionales y conductas auto-derrotistas de las personas para no sufrir y vivir mejor.

Por eso es necesario un cambio en la filosofía y actitudes ante la vida y reconocer los errores de pensamiento.

-Con el autocontrol cognitivo se pretende:

  • Desarrollar una nueva filosofía: reemplazar las filosofías viejas e irracionales por unos pensamientos racionales y alternativos, y obrar de acuerdo con ellos automáticamente.
  • Aprender una base de conocimiento racional, para lo cual es necesario hacer comprender a la persona lo que es ilógico y falso acerca de las ideas que apuntalan sus perturbaciones.
  • Mostrar las consecuencias temerarias o contraproducentes de sus ideas irracionales.
  • Convencer de la lógica y beneficios de estas nuevas ideas para motivar a la persona en el compromiso responsable de adaptarlas como propias.

Autocontrol conductual consiste en:

  • Modelado Encubierto
  • Desensibilización
  • Entrenamiento en Inoculación de Estrés

Los beneficios del autocontrol emocional son:

Por medio de la práctica de las técnicas de autocontrol emocional se pueden conseguir importantes beneficios físicos y psicológicos, entre los que se pueden señalar los siguientes:

  • La adquisición o incremento de la capacidad de relajación física y psíquica.
  • La adquisición de técnicas y sistemas de autocontrol que permiten superar la ansiedad nerviosa y su sintomatología.
  • Superación y eliminación del Estrés y sus síntomas.
  • Adquisición de la capacidad de controlar las alteraciones emocionales derivadas de situaciones de tensión.
  • Identificación y modificación de las estructuras de pensamiento que median y/o producen respuestas de ansiedad.
  • Conocimiento de técnicas que permiten dominar estados emocionales negativos.
  • Identificación y control de las conductas nerviosas y aceleradas que propician y facilitan las respuestas de ansiedad.
  • Aumento de la satisfacción personal mejorando la calidad de vida.

Las técnicas de autocontrol emocional nos ayudan a lograr un estado de calma interior y a conseguir mayor bienestar y una vida satisfactoria.

Desde el punto de vista de la terapia de conducta, el autocontrol se ve como una habilidad entrenable que conforma un continuo, a lo largo del cual puede situarse cualquier persona. La manifestación de autocontrol no es otra cosa que el resultado del conocimiento que el sujeto tiene acerca de las relaciones funcionales que controlan su comportamiento: en tal caso un aumento de dicho conocimiento llevaría a un incremento del autocontrol. Como dicen Thoresen y Mahoney (1974): «conocerte a ti mismo es conocer las variables que te controlan».

Thoresen y Mahoney (1974) en su libro Autocontrol conductual sugieren que una persona muestra autocontrol cuando, en ausencia de imposiciones externas inmediatas, lleva a cabo una conducta cuya probabilidad es menor que otras conductas disponibles en su repertorio. Esta definición, puede carecer de un importante aspecto al que hacen referencia Kanfer y Goldstein (1980) que es el hecho de la conflictividad de la respuesta controlada. Es algo constatable que las respuestas controladoras suelen tener menor probabilidad de ocurrencia que las conductas a controlar.

Sin embargo, lo que nos parece importante destacar es que las variables que en último término va a determinar la puesta en marcha de estrategias de autocontrol son las consecuencias aversivas que a corto o largo plazo tienen las respuestas objeto de control, a pesar de sus inmediatos efectos positivos. Teniendo en cuenta lo que se ha comentado hasta aquí, podría definirse como autocontrol una habilidad susceptible de aprendizaje, que engloba cualquier conducta controlada exclusivamente por variables autogeneradas (físicas, sociales o cognitivas) que trate de alterar la probabilidad de ocurrencia de otra conducta cuyas consecuencias, en algún momento, podrían resultar aversivas para el individuo.

Procedimiento básico: fases del entrenamiento en autocontrol

Las fases que conlleva el entrenamiento en un programa de autocontrol son las siguientes:

  1. Autobservación. Para poder intervenir sobre una conducta, lo primero que e1ebe saber hacer el sujeto es detectar la, darse cuenta de su ocurrencia. Así en un primer momento habrá que enseñar al paciente a operativizar sus problemas, para posteriormente obtener datos acerca de las características topográficas y las relaciones funcionales de los mismos.
  2. Establecimiento de objetivos. El paciente habrá de decidir qué nivel de control quiere alcanzar sobre la respuesta conflictiva (quiero dejar de fumar completamente, sólo en determinadas ocasiones o sólo quiero reducir el número de cigarrillos).
  3. Entrenamiento en técnicas concretas y establecimiento de criterios de ejecución. En esta fase, en función de los objetivos establecidos y de los datos obtenidos por medio de la autoobservación, se deciden las técnicas concretas de autocontrol en las que se entrenará al cliente. A su vez se establecen las reglas de conducta que guiarán todo el entrenamiento, es decir, qué se compromete a hacer el cliente y en qué momentos concretos.
  4. Aplicación de las técnicas en contexto real: Una vez el entrenamiento se ha llevado a cabo en la consulta, el siguiente paso es la puesta en práctica de lo aprendido en su vida diaria. Los pasos que el sujeto ha de seguir al enfrentarse a una situación real son los siguientes:

* Autoobservación. Identificación de [a situación problemática.

*Aplicación de la técnica adecuada, a los requerimientos de la situación.

*Autoevaluación. Comparación de la ejecución en esta situación con los criterios conductuales que previamente se habían establecido.

*Autorrefuerzo o autocastigo en función de la adecuación de la conducta a los criterios de ejecución.

*Autocorrección. En caso de que la conducta no haya alcanzado los criterios establecidos habrá que identificar si el problema ha estado en la autobservación (no la ha identificado a tiempo), en la aplicación de la técnica (falta de aprendizaje) o en la autoevaluación (no es capaz de realizar una comparación  objetiva entre su conducta y los criterios).

  1. Revisión de las aplicaciones con el terapeuta. Una vez que el sujeto empieza a afrontar situaciones reales, la tarea en las sesiones con el terapeuta consistirá en revisar las aplicaciones concretas realizadas, analizando las dificultades y problemas surgidos para su solución.

El esquema de trabajo de un entrenamiento en estrategias de autocontrol es el mismo que en otro tipo de intervenciones, la diferencia está en que el objetivo de los programas de autocontrol no es la eliminación del problema puntual; lo que se busca es que el sujeto internalice unas técnicas y una metodología de manejo de situaciones que le permita el abordaje de otros aspectos problemáticos que pudiesen surgir en su vida.

Se trata de que al final el sujeto se haya convertido en su propio terapeuta: únicamente cuando el individuo sea capaz de utilizar las técnicas aprendidas por sí mismo, sin la instigación del terapeuta, podemos hablar de autocontrol. Mientras que el sujeto las utilice por indicación del terapeuta, tan sólo podemos hablar de heterocontrol.

 

 

III. MOLDEAMIENTO Y ENCADENAMIENTO DE CONDUCTAS

El encadenamiento es una técnica conductual que se enmarca en el paradigma del aprendizaje operante. Se utiliza para desarrollar nuevas cadenas de conducta (es decir, secuencias complejas compuestas por una serie preestablecida de respuestas simples) a partir de otras conductas que ya se encuentran en el repertorio del sujeto.

Algunos ejemplos típicos de aprendizajes que pueden desarrollarse a través de esta técnica son los que permiten conductas elaboradas como tocar un instrumento musical o conducir un vehículo. Con gran frecuencia se utiliza el encadenamiento para enseñar habilidades básicas a niños con necesidades especiales, como ponerse la ropa o asearse sin ayuda.

Las respuestas que conforman la cadena conductual actúan como reforzadores condicionados de la conducta previa y como estímulos discriminativos de la siguiente. Hay dos excepciones lógicas a esto: la primera respuesta, que no refuerza ninguna otra, y la última, que no actúa como señal para una conducta posterior.

Una técnica operante similar es el moldeamiento, también conocido como “método de las aproximaciones sucesivas”. La diferencia central reside en que en el moldeamiento se perfecciona de forma progresiva una conducta utilizando el reforzamiento diferencial, mientras que el encadenamiento consiste en combinar una serie de respuestas en un orden determinado

-Cómo aplicar esta técnica

Para utilizar el encadenamiento de forma adecuada es muy importante tener en cuenta una serie de recomendaciones. En primer lugar conviene, en la medida de lo posible, seleccionar conductas que el aprendiz ya domine por tal de maximizar la efectividad del procedimiento; además, estas deben ser tan sencillas como resulte posible o ser divididas en segmentos más simples.

Las conductas, o eslabones de la cadena, que sean necesarias y que el sujeto no domine deben ser desarrolladas durante el proceso. Algunas técnicas operantes que pueden ser de ayuda en este sentido son el moldeamiento, el modelado, la guía física y la instrucción verbal.

Es preferible que el reforzamiento sea de tipo social, como felicitaciones y sonrisas, en lugar de material, puesto que las conductas adquiridas gracias a esta clase de reforzadores se mantienen en mayor medida. También es importante utilizar el desvanecimiento por tal de eliminar de la cadena las conductas de apoyo que hayan podido aprenderse colateralmente.

Entendemos por moldeamiento de la conducta aquel procedimiento en el que se refuerzan las aproximaciones sucesivas a una conducta meta. Para que el reforzamiento tenga lugar es necesaria la ocurrencia de alguna conducta previa. Lo que hará el reforzamiento es fortalecer la probabilidad de ocurrencia de la conducta que refuerza. La conducta es una operante cuya consecuencia es el refuerzo.

La modificación de la conducta es una herramienta especialmente útil para adquirir nuevas conductas, inhibir un aprendizaje poco adaptativo o eliminar una fobia. Se empezarán a fortalecer aquellas conductas que más se asemejen topográfica y funcionalmente, a la que se pretende conseguir. Sucesivamente, se hará más exigente. El moldeamiento resulta un proceso dinámico en el que se van transformando conjugadamente la conducta y sus consecuencias. En este artículo de Psicología-Online, explicaremos el moldeamiento de la conducta y daremos ejemplos y técnicas.

Pasos a seguir para el modelamiento

  1. La especificación de una meta o de la conducta terminal

Criterio sobre el que estimar la efectividad o el éxito.

La especificación de una meta tiene una doble dificultad: clínica y técnica: La responsabilidad clínica relativa a convenir y proponer una meta razonable, relevante para los intereses del cliente, y que no exceda las posibilidades de ayuda profesional técnicamente viable. El terapeuta debe contemplar a la vez las circunstancias del cliente, las posibilidades razonables de logro dado el punto en el que está, y la confianza que le merezcan sus propias técnicas.

Eventualmente, la meta puede tener que ser variada, de resultas del progreso habido y de acuerdo con los recursos disponibles (rebajar o elevar las pretensiones).

  1. Establecimiento del punto de partida o “línea base”.

Necesario para calibrar la meta y para empezar la construcción de la nueva conducta (material de origen).

Se requiere conocer (mediante alguna técnica de evaluación conductual) el repertorio actual del sujeto en relación al desarrollo que se trata de promover, se decir, reconocer conductas que sean semejantes a las finales que se desea (más el aspecto funcional de la semejanza que el topográfico).

Es aconsejable realizar un test conductual: Prueba en la que se exponga al sujeto al comportamiento de que es capaz en orden al objetivo establecido. Este test cumplirá 2 requisitos:

  1. Será una muestra representativa de la “población” comportamental posible (repertorio disponible).
  2. Averiguará el límite máximo al que funciona el sujeto (“potencial de aprendizaje”). Este segundo paso dará cuenta también de los incentivos o motivadores que muevan al sujeto a hacer algo, es decir, los reforzadores que se pueden manejar.
  3. Planificación de las aproximaciones sucesivas

Las preguntas decisivas son: Qué tamaño tendrá cada paso y cuánto tiempo ocupará. Si se dispone del test conductual, ya se tendrán las “aproximaciones” por las que empezar. Las primeras etapas suelen ser más lentas por requerir más práctica que las siguientes (el aprendizaje previo facilita el siguiente).

El terapeuta ha de garantizar el éxito al sujeto, es decir, una disposición de las aproximaciones en las que el reforzamiento positivo tenga ocasión, debido a la probabilidad de la conducta adecuada. Al comienzo, el reforzamiento será más frecuente y el nivel de exigencia más bajo.

El reforzamiento positivo supone, al mismo tiempo, el uso sistemático de la extinción para las conductas irrelevantes y perturbadoras.

 

 

 IV. REFORZAMIENTO DIFERENCIAL DE OTRAS CONDUCTAS (RDO) Y EXTINCIÓN OPERANTE

Se le denomina también entrenamiento en omisión. Consiste en otorgar el reforzador contingentemente a la no emisión de una conducta particular durante un periodo de tiempo especificado. Así, la persona recibe el reforzador sólo si determinada conducta no ocurre durante cierto periodo de tiempo. Como consecuencia, dicha conducta disminuye (Martin y Pear, 1996/1999).

En ocasiones, para poder aplicar el procedimiento de forma más práctica, se utiliza un tipo de RDO en el que se refuerza la no emisión de una conducta justo después de un intervalo de tiempo determinado. Así, un profesor podría mirar a un niño en clase cada 5 minutos y si en ese momento no estuviera mordiéndose las uñas, le daría un reforzador. En cambio, en el primer tipo de RDO, el niño tendría que haber estado los 5 minutos sin morderse las uñas para recibir el reforzador.

Este primer tipo de RDO tiene la ventaja de que para recibir reforzamiento, la conducta no debe darse durante todo el periodo, por lo que su reducción será más rápida. En contrapartida, el sistema requiere una observación constante.

Otros ejemplos: a) Prepararle a un niño su postre preferido por llevar dos noches sin mojar la cama. b) Dejarle a un niño encoprético más tiempo de juego por no haber manchado los calzoncillos. c) Conceder tiempo extra de recreo por no hablar en clase. d) Permitir a un niño ver cierto programa de TV por no decir tacos. d) Obtener reforzadores por no rascarse o autolesionarse. e) Obtener vales canjeables por no consumir cocaína.

Cuando el RDO implica que la conducta no ocurra durante todo un periodo de tiempo especificado, este periodo puede referirse, similarmente al RTB, a una sesión completa de entrenamiento o a cada uno de los “x” intervalos dentro de una sesión. En ambos casos, la ocurrencia de la conducta impide la obtención del reforzador, pero no reajusta a cero el periodo de tiempo establecido.

Por ejemplo, un maestro refuerza a X cuando durante 10 minutos de recreo no dice ninguna palabrota mientras juega con sus compañeros. Si después de 6 minutos dice una: a) no recibe el reforzador, y b) debe esperar a que pasen los 4 minutos que faltan para que empiece un nuevo intervalo y tenga, por tanto, opción de recibir el reforzador.

En cambio, en otro tipo de RDO (RDO con periodo de tiempo reajustable), la ocurrencia de la conducta reajusta a cero el periodo de tiempo, de modo que vuelve a comenzar un nuevo período sin necesidad de esperar a que termine el anterior. En este caso, cuando X dice una palabrota, el maestro pone el reloj a cero y, en este momento, empieza a contar otro intervalo de 10 minutos. Este tipo de RDO ejerce probablemente un control más fuerte sobre la conducta.

Un programa de RDO no especifica la conducta a reforzar, sino sólo aquella que la persona no debe emitir si quiere recibir el reforzador. Es por tanto posible llegar a reforzar otras conductas indeseadas. Por ejemplo, si reforzamos a un niño por cada 10 minutos que no hable en clase, es posible que pase ese tiempo sin hablar, pero inquietando a sus compañeros de otras formas, con lo que estaríamos reforzando otras conductas inadecuadas. La solución en estos casos es aplicar un programa RDI o, si no es posible, diseñar el RDO de modo que haya más de una conducta a no emitir.

Guías para aplicar el RDO.

*Obtener durante varias sesiones una línea base del intervalo temporal entre conductas meta, calcular el tiempo promedio entre conductas meta y emplear este promedio como el valor inicial para el programa RDO. De este modo, podríamos observar que un niño se levanta de su silla en clase cada 10 minutos en promedio.

*Aumentar gradualmente el valor del intervalo temporal durante el cual no debe aparecer la conducta de modo que el reforzamiento ocurra con la suficiente frecuencia para que la persona progrese.

* El periodo de tiempo especificado no tiene por qué ser fijo, sino que puede variar alrededor de un valor promedio.

En la extinción, la persona emite una conducta previamente reforzada, pero dejan de presentarse el o los reforzador/es contingentes a la misma; como consecuencia, la conducta disminuye o desaparece.

Procedimiento para la aplicación de la extinción

Decidir si la conducta a reducir puede someterse a extinción sin problemas. No conviene aplicar extinción con conductas peligrosas (correr por el medio de la calzada, subirse a sitios peligrosos) o intolerables (morder, ciertos insultos).

Combinar la extinción con la enseñanza y el reforzamiento de conductas alternativas. Se evitan o minimizan así problemas como que la persona pueda presentar otras conductas inadecuadas al extinguirse la conducta previa o que esta pueda reaparecer (“recuperación espontánea”) al cabo de un tiempo.

Identificar los reforzadores que mantienen la conducta y asegurarse de que será posible suspenderlos o descontinuarlos.

Informar a la persona de la puesta en marcha del procedimiento de extinción.

En el caso más probable de que el reforzador a retirar sea la atención, no hay que reaccionar al comportamiento indeseado de ninguna manera, verbal o no verbal (reproches, explicaciones, miradas, gestos, contacto físico). Se debe seguir con las actividades que se están realizando, ponerse a hacer otras, mirar a otro sitio o salir de la habitación. Puede ser de ayuda, según los casos, tararear, subir el volumen de la radio o hablar con uno mismo de sus cosas.

El procedimiento de extinción debe ser utilizado consistentemente, ya que si no, se coloca la conducta bajo un programa de reforzamiento intermitente que la hará más resistente. Si hay varios agentes de cambio (diverso personal en una institución, maestros y compañeros), deben actuar de forma conjuntada, sin que haya discrepancias entre ellos.

En ocasiones se produce durante las fases iniciales de la extinción un aumento temporal de la frecuencia, duración o intensidad de la conducta. En estos casos, debe continuar aplicándose el procedimiento, pues la conducta terminará por disminuir; la suspensión del procedimiento intensifica la conducta indeseada. Si los agentes que van a aplicar la extinción (p.ej., los padres) no están seguros de poder soportar las consecuencias del procedimiento, es mejor pensar en otra técnica de reducción de conductas. El incremento temporal de la conducta indeseada puede ser evitado o reducido haciendo saber a la persona que recibirá reforzador por una conducta alternativa.

El procedimiento de extinción puede dar lugar a reacciones de frustración y agresión, las cuales pueden reducirse mediante el reforzamiento de una conducta incompatible e informando a la persona de las nuevas contingencias de reforzamiento.

Si se desea eliminar rápidamente la conducta problema, no debe utilizarse la extinción, ya que el proceso puede ser muy lento, particularmente si la conducta ha sido mantenida según un programa de reforzamiento muy intermitente o variable.

La extinción no termina de funcionar bien con conductas que son normales en ciertas etapas del desarrollo, tales como las rabietas a los dos o tres años. Por mucho que se pasen por alto, no desaparecerán, aunque si se es persistente, se mantendrán a lo largo de menos tiempo en el futuro.

Estos procedimientos utilizan el reforzamiento positivo, bien para mantener la conducta en niveles moderados o para la emisión de otras conductas diferentes o incompatibles con la que se desea eliminar. El tiempo fuera de reforzamiento (TFR) consiste en retirar las condiciones del medio que permiten obtener reforzamiento, o sacar a la persona de éstas, durante un determinado periodo, de manera contingente a la emisión de la conducta desadaptada (si un niño pega a otro en el aula porque los demás se ríen y le atienden, sacar al niño del aula).

Reforzamiento diferencial de tasas bajas (RDTB)

Se refuerza al sujeto por mantener una tasa de conducta más baja que la observada en la línea base. Es aplicable cuando lo que se desea es reducir ciertos comportamientos, pero no eliminarlos.

Es un enfoque positivo, los sujetos pueden seguir recibiendo reforzamiento por la emisión de la conducta en una tasa apropiada. Constituye además un enfoque tolerante (“Lo que hace está bien siempre que no se haga en exceso”).

Dado que su objetivo es moderar conductas, puede ser útil para el desarrollo del autocontrol en conductas como fumar, beber alcohol, comer en exceso, etc.

-Puede aplicarse de 2 formas:

  • Método de intervalo: Establecer un intervalo temporal en el que se permite un cierto número de respuestas (El intervalo temporal se va aumentando). El refuerzo solo aparece si la conducta se da con menor frecuencia, más espaciada en el tiempo. Es el que produce efectos más rápidos de los 2 métodos.
  • Método de sesión completa: Se mantiene constante el intervalo temporal y se va reduciendo el número de respuestas que se permiten para recibir el reforzamiento (el fumador que consume 40 cigarros, si consume 30 recibe reforzamiento).

Este procedimiento resulta efectivo produciendo una reducción progresiva en la tasa de respuesta.

Desventajas:

  • Requiere mucho tiempo para ser efectivo.
  • Se focaliza sobre la conducta indeseable (las conductas adecuadas que se emiten en el intervalo temporal pueden pasar desapercibidas).
  • Puede dar lugar a que el sujeto considere que una conducta desadaptada es apropiada, emitiéndola en tasas bajas. Restringir el método para conductas que son excesivas pero aceptables, y no aplicarlo en comportamientos autolesivos, agresivos o peligrosos.

Una variante de RDTB: El Juego de portarse bien (dos o más grupos de niños compiten para ver cuál de ellos es el que menos incumple las normas).

Reglas de aplicación:

  • Seleccionar reforzadores apropiados y efectivos para el sujeto.
  • Los reforzadores habrán de aplicarse de forma inmediata tan pronto como sea posible, al cumplirse los intervalos prefijados y sólo cuando la conducta se haya mantenido en la tasa adecuada. No emitir el reforzamiento de forma que coincida con la emisión de la conducta desadaptada, si esto ocurre al terminar el intervalo (esperar a que esté emitiendo una conducta adaptada).
  • El reforzamiento deberá combinarse con estímulos discriminativos que señalen cuando estará disponible. El modificador de la conducta y el sujeto pueden acordar reglas que sirvan como estímulos discriminativos (la maestra puede anotar una raya en la pizarra cada vez que el niño habla en clase, o bien un reloj que sea visible para él).
  • A medida que comienza a consolidarse la emisión de la conducta a una tasa más baja, el reforzamiento debe suministrarse con menor frecuencia.
  • Se ha de tomar como referencia la tasa de respuesta en la línea de base para fijar el intervalo en el que se emitirá el refuerzo, de forma que en principio, el sujeto pueda obtener el reforzamiento con alta probabilidad. Fijar el criterio de conducta meta y los criterios intermedios.
  • Los intervalos se han de ir incrementando de forma gradual y despacio (La conducta del sujeto debe marcar la pauta).
  • Se puede combinar con otros procedimientos (costo de respuesta).

 

 

V. REVERSIÓN DE HÁBITO

Uno de los problemas que surgen en el tratamiento de la dependencia a sustancias es que aunque el paciente busque conscientemente dejar de consumir, tiene mucha más dificultad en modificar determinadas conductas adquiridas por repetición de actos iguales o semejantes (hábitos) que considera inocuos en relación con su problema de adicción. Tales serían encender un cigarrillo de tabaco del mismo modo que uno de cannabis, entrar en bares a desayunar o tomar el aperitivo, mantener relación con los amigos en antiguos lugares de consumo y tantos otros que han modelado su comportamiento diario en paralelo a su relación con la sustancia.

Aunque este problema entra siempre dentro de los tratamientos para las adicciones, muchas veces no se resalta lo suficiente, generalmente porque provoca resistencia en el paciente y bastante reticencia a considerar que conductas que él considera irrelevantes en el resto de las personas puedan suponer un riesgo para su abstinencia.

Creemos que una forma interesante para que el paciente tome conciencia de este problema sería la intervención conductual de Entrenamiento en reversión de hábitos (ERH), primeramente desarrollada por Azrin y Nunn (1973) y revisada por Piacentini y Chong (2005), que si bien está dirigida particularmente al tratamiento de tics crónicos, su aplicación puede ser muy útil para la problemática a la que nos referimos, en especial por estar considerada como probablemente eficaz y muy cerca de considerarse con eficacia bien establecida por la Task Forceon Promotion and Disemination of Psychological Procedures (Carr y Chong, 2005).

Entrenamiento en una respuesta que compita con el hábito (desarrollo de una o dos conductas incompatibles con el hábito): no llamativa socialmente, de fácil inicio y mantenimiento y físicamente incompatible con el hábito disfuncional.

Apoyo social (ayuda con el desarrollo de la respuesta incompatible).

Generalización del procedimiento: el paciente imagina la utilización de la respuesta incompatible de forma exitosa en las diversas situaciones donde le hábito ocurre dentro de las sesiones de entrenamiento.

Los elementos más importantes de la técnica son la conciencia del hábito y el entrenamiento en respuesta incompatible.

El entrenamiento se lleva a cabo en pocas sesiones y con algunas sesiones de refuerzo. El ERH es más eficaz en aquellas conductas cuyo objetivo es el auto-reforzamiento (conductas auto-estimulatorias) que en aquellas conductas cuya función es escapar, atraer la atención u otras consecuencias sociales (Ruiz, Díaz y Villalobos, 2012.

Una de las intervenciones más exitosas para el tratamiento de hábitos nerviosos y tics es el entrenamiento en reversión de hábito (ERH) de Azrin y Nunn. Inicialmente eran tratados por mediante práctica masiva (repetir la conducta hasta producir fatiga o inhibición reactiva), pero sus resultados no eran buenos y actualmente se utiliza el ERH.

Procedimiento de reversión del hábito

Los elementos clave del ERH son: Revisión de la inconveniencia del hábito (identificar de qué forma interfiere el hábito en su vida y las consecuencias), Entrenamiento en conciencia del hábito (consciencia de la cadena de respuestas que conlleva el hábito), Entrenamiento en una respuesta que compita con el hábito (desarrollo de una o dos conductas incompatibles con el hábito), Apoyo social (ayuda con el desarrollo de la respuesta incompatible) y Generalización del procedimiento.

La respuesta incompatible no debe ser llamativa socialmente, de fácil inicio y mantenimiento, así como físicamente incompatible con el hábito disfuncional.

El ERH propone como estrategia de generalización específica el que el paciente imagina la utilización de la respuesta incompatible de forma exitosa en las diversas situaciones donde le hábito ocurre dentro de las sesiones de entrenamiento.

El ERH puede utilizarse de forma abreviada con los elementos dos, tres y cuatro. Los elementos críticos de la técnica son la conciencia del hábito y el entrenamiento en respuesta incompatible.

 

 

VI. CONTROL DE ESTÍMULO PRECEDENTE

Al hablar de control tendemos a relacionarlo con un tipo de “control” como algo que nos limita intrínsecamente, pero es más fácil de entenderlo si decimos que somos “influenciados” por estímulos que ser controlados por ellos.

Cuando la probabilidad de emitir un comportamiento que se ha reforzado en determinadas circunstancias, también aumenta en situaciones similares a la original.

Indica una situación en la cual un comportamiento determinado ha sido seguido previamente por un castigo o un refuerzo.

Es una manera de influir en el comportamiento cuando previamente nos han dado ciertos modelos de comportamiento apropiados para situaciones específicas.

Una adolescente acepta por primera vez salir con un muchacho más grande que ella. Inicialmente habían planeado ir a comer, pero después el muchacho la convenció de ir al cine. Estando en la sala, el joven intentó besarla y se sintió incómoda, por lo que decidió no salir de nuevo con él. Al día siguiente su amiga le contó que había salido con su mejor amigo al cine y en algún momento el muchacho le robó un beso, el cuál correspondió porque había interés mútuo. El mes siguiente volvieron a invitar a la adolescente al cine e inmediatamente dijo que no, pues generalizó que salir a ese lugar implicaba que la otra persona tendría la intención de besarla, aunque no fuera este el caso de la invitación.

Es el aprendizaje dado por consecuencias, poniendo el comportamiento bajo el control de antecedentes, es decir, los eventos precedentes influyen en la probabilidad de cierto comportamiento.

El reforzamiento positivo es un procedimiento mediante el cual se le presenta al sujeto un estímulo que le gusta o le interesa inmediatamente después de la realización de la conducta (presentación contingente). Con esto se consigue aumentar la probabilidad de que la conducta vuelva a ocurrir. El estímulo o situación apetitiva que se pone en juego en este proceso se conoce como reforzador positivo (Méndez y otros, 2001). Cuando se descubre un reforzador positivo para un individuo (por ejemplo, un caramelo para un niño), podemos utilizarlo en otras situaciones. A pesar de ello, no deberíamos abusar de un solo reforzador positivo ya que podríamos caer en la saciedad.

Tal como refleja Méndez y otros (2001), diversos autores han puesto de manifiesto el procedimiento básico que debe seguirse para aplicar el reforzamiento positivo:

  1. Especificar de forma concisa la conducta a modificar.
  2. Identificar y seleccionar los reforzadores eficaces (que dependen de cada individuo).
  3. Administrar de forma inmediata los reforzadores.
  4. Aplicar los reforzadores contingentemente.
  5. Evitar la saciedad empleando diversos reforzadores que el sujeto no tenga.
  6. Aproximar la cantidad adecuada de reforzador.
  7. Ajustarse al programa de reforzamiento fijado (puede ser reforzamiento continuo o reforzamiento intermitente).
  8. Planificar la transición de un tipo de programa a otro (por ejemplo, de un programa de reforzamiento continuo a uno de reforzamiento intermitente) con el fin de generalizar los efectos.
  9. Privación y saciedad del estímulo como variables a considerar en el diseño de tratamientos

Consiste en suprimir el reforzamiento de una conducta reforzada previamente. Si bien siempre hay que ser constante y perseverar en el objetivo, con esta técnica esta afirmación tiene mucho más sentido. Al principio de aplicarla es muy probable que se aprecie un aumento en la intensidad y / o en la frecuencia de la conducta que hay que eliminar, sobre todo si ha recibido atención sistemática. Es más, se puede dar un aumento de comportamientos agresivos (agresión inducida por la extinción).

Esta no es una técnica recomendable si se quiere un resultado inmediato. La recuperación espontánea es factible si no hay una combinación con el reforzamiento de conductas incompatibles.

 

VII. PRIVACIÓN Y SACIEDAD DEL ESTÍMULO COMO VARIABLES A CONSIDERAR EN EL DISEÑO DE TRATAMIENTOS

Es cuando se retiene el reforzador por un espacio de tiempo o reduce su acceso, a favor de la efectividad del refuerzo. Saciedad: Aquí es cuando el reforzador pierde su valor como tal, ya que la cantidad inapropiada del refuerzo termina por saciar al organismo. La supresión de la conducta, es por causa del reforzador que la mantiene.

Características de la técnica: Si un niño quiere tomar helado y hace tiempo que no ha probado ninguno, o ha sido privado del helado, este se convertirá en un fuerte reforzador para el. Si al niño se le dan a tomar 3 helados gigantescos y luego se le ofrece como recompensa un helado pequeño por hacer algo, es poco probable que constituya un incentivo para el.

Proceso de aplicación | Si a un individuo se le priva de un estímulo que habitualmente le resulta recompensante, el reforzador se tornara aún más efectivo. También es cierto lo contrario con la saciedad, si un individuo tiene demasiado de algo recompensante, perderá sus propiedades reforzantes.

 

 

VIII. EXTINCIÓN

La extinción consiste en suprimir el reforzamiento de una conducta que ha sido reforzada previamente. Es decir, que si el pequeño hace una travesura, lo que tendremos que hacer será actuar como si nada (le retiraremos la atención, un refuerzo positivo). Esto supone que sigamos haciendo lo que estábamos haciendo sin decirle nada. De esta forma, el niño cesará de llevar a cabo esa conducta molesta.

Es un procedimiento utilizado en el condicionamiento clásico y en el condicionamiento operante para hacer que una conducta desaparezca. En términos educativos se aplica contingentemente, por tanto, a conductas no deseables. La extinción dentro del condicionamiento instrumental es el proceso contrario a la adquisición. El procedimiento de la extinción consiste en la omisión del reforzador después de haberse presentado la conducta cuya desaparición se está trabajando. Por ejemplo: un niño se niega a comer; los padres, con buena voluntad y sin darse cuenta, están reforzando esa conducta al prestarle atención (aunque sea para insistirle y reñirle), con lo que la conducta o se mantiene o aumenta. La técnica de la extinción consiste en no prestar atención al niño cuando se niega a comer, a fin de no reforzar; la falta de atención propicia que la conducta termine por desaparecer.

La extinción consiste en la retirada de los refuerzos que previamente sostenían una conducta. De este modo, se inicia un proceso gradual de debilitación de la misma hasta que termina por desaparecer.

Por ejemplo, un profesor que atiende a los niños que preguntan sin levantar la mano en clase, cuando decida prestar atención únicamente a los que cumplen las reglas establecidas, disminuirá las conductas de hablar de forma espontánea de sus alumnos.

Para su aplicación, es necesaria la identificación previa del reforzador que mantiene la conducta disfuncional y su naturaleza (no basta con eliminar cualquier reforzador que acompañe la conducta, sino aquel que la está manteniendo).

Hay que tener en cuenta que, en ocasiones, la conducta indeseada puede verse incrementada inicialmente en el proceso. Este incremento puede mantenerse durante largos periodos de tiempo (especialmente si la conducta ha sido mantenida por un reforzador intermitente, lo que supone una mayor resistencia a la extinción), pero posteriormente se debilitará hasta quedar eliminada.

 

 

IX. ABORDAJE CONDUCTUAL APLICADO EN PROBLEMAS DE PAREJA Y FAMILIA

Consiste en que el familiar interactúa positivamente con el paciente, reforzando cuando, por ejemplo, el anciano emite conductas interpersonales de adecuada socialización como hablar de temas cotidianos, familiares y sociales pero sin emitir quejas físicas o expresiones propias de un cuadro depresivo.

El reforzamiento puede implementarse mediante el diálogo, la aprobación, la atención, la sonrisa, la expresión de afecto y la compañía explícita en el preciso momento en que la persona se comunica de modo positivo. En otras palabras, que la comunicación de los familiares sea inmediata y orientada a la estimulación de la conducta social del paciente en cuestión. El reforzamiento derivará en el incremento de la conducta no depresiva y en una mejora en el estado de ánimo.

En terapias de parejas también se enseña a sus integrantes en la aplicación del RDI. A ambos, se les recomienda estar atentos a las conductas positivas que desean estimular en su compañero/a a fin de reforzarlo por ello. Así, se entrena a ambos miembros a detectar al otro haciendo una actividad que se desea y entonces, reforzarlo por ello. Otra vez, el reforzamiento entregado es predominantemente social, como palabras y gestos de cariño, reconocimiento, compañía.

La conducta reforzada suele aumentar lo cual también mantiene alta la frecuencia de los reforzadores positivos entregados por la pareja. El destacar los cambios favorables en la conducta de la pareja propicia estabilidad emocional y satisfacción en la relación, siendo mucho más ameno que criticar lo que el otro hace mal o no hace.

Veámoslo con un ejemplo. Una pareja tiene discusiones frecuentes porque algunas veces el esposo se retrasa en el regreso del trabajo, en tales ocasiones, la mujer lo pelea y crítica, lo cual lleva a su vez a que el esposo se enoje y también la agreda verbalmente a ella. Al mismo tiempo, cuando él llega más temprano, ella simplemente no dice nada; no lo pelea pero tampoco efectúa ningún comentario.

La aplicación del RDI consistiría en invertir esta pauta del reforzamiento desde la mujer hacia el marido. Así, cuando él llegue en horario a casa, ella debería reforzarlo positivamente, con algún gesto de cariño y aprobación e inversamente, debería ignorarlo cuando el esposo se retrase. Por supuesto, este tipo de procedimiento se pauta con el consentimiento de ambos cónyuges.

En este abordaje se adiestra a la pareja en la aplicación de técnicas de modificación de conductas, especialmente el reforzamiento diferencial de conductas incompatibles y la extinción. Consiste en una interacción positiva entre la pareja.

El reforzamiento puede implementarse mediante:

El diálogo

La aprobación

La atención

La sonrisa

Expresión de afecto

Compañía explícita en el preciso momento en que la persona se comunica de modo positivo.

La extinción en el tratamiento de parejas, cuando un integrante grita, insulta o ironiza a su cónyuge, se le sugiere a este último que  no responda y se retire de la situación. Normalmente, esto ayuda a disminuir las conductas hostiles porque ellas no reciben reforzamiento.

 

 

X. PRINCIPIO DE PREMACK: ABORDAJE DE CONDUCTAS DE POSTERGACIÓN

Formulado por David Premack, quién pensó que de dos estímulos, el más probabilidad de ocurrencia tuviera reforzaría al otro. Este principio parte de dos supuestos. El primero es que si a un sujeto se le da acceso libre a dos actividades dedicará un tiempo determinado a cada una de ellas y ese porcentaje de tiempo refleja la probabilidad de esa actividad, y en consecuencia, indicará el grado de preferencia por esa actividad. El segundo supuesto hace referencia a la relación de reforzamiento, que implica siempre dos conductas: una actividad preferible refuerza la ejecución de una respuesta menos preferente si el acceso a la actividad preferida se hace contingente respecto a la ejecución de la actividad menos preferida.

Es decir, establece que considerando dos respuestas, A y B, donde la probabilidad de ocurrencia de respuesta A es mayor que la de la respuesta B, si se realiza la respuesta A de alta probabilidad después de la B de baja probabilidad, se obtendrá el refuerzo de la respuesta B (A refuerza a B); mientras que si se realiza la respuesta B de baja probabilidad seguida de A de alta probabilidad, no dará como resultado el reforzamiento la respuesta A (B no refuerza a A). Esto significa que únicamente se puede reforzar una conducta con otra de mayor probabilidad, nunca a la inversa. Puede aplicarse en todas las edades cambiando las formas y los refuerzos.

Esta es una técnica apoyada en la idea de que una conducta de alta probabilidad de ocurrencia puede reforzar a otra conducta de baja probabilidad de ocurrencia emitida previamente.

Un ejemplo seria: si a una persona el médico le sugiere caminar diariamente durante una hora –conducta de baja probabilidad de ocurrencia- y luego va a un bar a tomar un café y leer el diario –conducta de alta probabilidad-, está implementando correctamente el Principio de Premack. Para que la conducta de caminar se incremente es necesario que la conducta placentera (bar), se emita luego de haber hecho la caminata.

 

 

XI. INSTRUCCIONES VERBALES BASADAS EN LOS PRINCIPIOS DE CONDICIONAMIENTO OPERANTE

Con el propósito de entrenar a los usuarios a darse autoinstrucciones que guíen sus acciones el experimentador modela una tarea hablando mientras el sujeto observa, después de esto el sujeto ejecuta la misma tarea mientras el experimentador instruye en voz alta al sujeto.  a continuación se pide al sujeto que ejecute la tarea de nuevo mientras se instruye así mismo en voz alta. luego el sujeto ejecutara la misma tarea mientras se da así mismo las instrucciones en voz baja para finalmente el sujeto ejecutar la tarea de forma encubierta es decir sin movimientos en los labios.

Las autoinstrucciones se definen como las ordenes o instrucciones que el sujeto se da a sí mismo para el manejo de su conducta propia, durante su actuación.  Esta es una técnica cognitiva de cambio d conducta en el que se modifican las autoverbalizaciones internas y pensamientos de un sujeto ante una determinada tarea.

El esquema del condicionamiento operante es utilizado desde el tratamiento de fobias hasta la superación de adicciones como el tabaquismo o el alcoholismo. Se trabaja con:

Respuesta instrumental u operante.

Consecuencia.

Reforzamiento.

Castigo.

Estímulo discriminativo y estímulo delta.

Aquí también se trabaja con técnicas operantes para el desarrollo de conductas que son:

Técnica de instigación: dependen más de la guia fisica

Moldeamiento: es considerado útil en sujetos que no se pueden comunicar.

Desvanecimiento: retirada gradual de las ayudas.

Encadenamiento: cada eslabón refuerza al anterior y funciona como estímulo discriminativo.

Programas de reforzamiento: pautas que establecen cuándo será premiada la conducta.

 

 

XII. EL COSTO DE RESPUESTA

Variante del castigo negativo en que la ejecución de la conducta problema provoca la pérdida de un reforzador, es decir consiste en retirar un reforzador positivo cuando sucede la conducta inadecuada.

Consiste en retirar un supuesto reforzador positivo contingentemente a una conducta con el objetivo de reducirla o eliminarla. Es importante  que el coste de respuesta sea proporcional a la conducta que se quiere castigar, ya que si no, se producirá resentimiento. Una variante de coste de respuesta es aquella que se asignan a la persona en cada periodo de trabajo un cierto número de fichas o puntos por adelantado. El coste de respuesta produce menos conducta perturbadora en el castigo físico y a diferencia del tiempo fuera no retira a la persona de la situación de aprendizaje, no le quita la oportunidad de ser reforzado por conductas deseables.

Por ejemplo, si un niño no ha hecho su tarea o terminado sus deberes, no podrá ver televisión.

Los costes deben ser razonables. Ya que, si el coste de respuesta es demasiado duro y le quitamos a un niño “todos sus juguetes” por portarse mal, lo que va a ocurrir es que se va a seguir portándose mal, por incoherente que resulte, ya que portarse mal ya no le “costaría” nada (no hay nada que pueda perder).

 

 

XIII. SACIACIÓN DE ESTÍMULOS

El refuerzo que se obtiene por llevar a cabo la conducta es tan intenso o cuantioso que pierde el valor que tenía para un sujeto. Esto puede tener lugar por saciación de respuesta o práctica masiva (repetir la conducta hasta que deje de ser apetitiva) o bien por saciación de estímulo (el reforzador pierde su apetitividad por exceso).

El objetivo de esta es eliminar conductas inapropiadas, esta se aplica en trastornos de tics.

Es la presentación masiva de un reforzador para debilitar su valor reforzante: su administración excesiva en un breve espacio de tiempo determina por resultar aversiva a la persona, de modo que al final evita ciertos comportamientos. Una persona que nunca come verduras porque siempre desea comer pasta, terminará por aborrecer la pasta de tanto que la consume. Para aplicarse es necesario, detectar conductas indeseables, una vez identificadas y escogida la modalidad de saciación, debemos de ofrecer una conducta alternativa a la persona y seguir con su tratamiento.

Por ejemplo, hacer que una persona fume de forma continua y rápida los cigarrillos para que se canse y lo deje. También podría ser por ejemplo con una persona que come muchas chucherías, si se le obliga a terminar una cantidad grande estas dejarán de ser agradables.

 

 

XIV. SOBRE CORRECCIÓN

La sobre corrección consiste en aplicar un castigo positivo relacionado con la conducta problema.

Formas de aplicación de la sobre corrección.

Restitución

La utilizamos pidiendo a nuestro hijo o alumno que restaure el daño que ha causado. Se trata de corregir los efectos negativos de la mala conducta, dejando la situación igual o incluso mejor que antes.

¿Cómo la usamos?

Por ejemplo, si nuestro hijo se ha dedicado a decorarlos con sus dibujos la pared del salón le pediremos que la limpie totalmente.

Práctica positiva o repetición

En este caso se trata de que nuestro hijo repita una conducta alternativa y positiva a la que ha realizado. Siguiendo el ejemplo anterior, podemos pedirle que dibuje en varias hojas de papel, pero que deberá ir a buscar ella misma. Así vemos cómo de este modo está poniendo en práctica de manera repetida una conducta alternativa y adecuada.

El mensaje que transmitimos es “se pinta en las hojas de papel y no en la pared”.

Combinación de ambos

Estos dos procedimientos, la restitución y la práctica positiva en ocasiones se pueden utilizar de modos combinados o bien solos. Todo depende de las conductas que deseamos suprimir. Para utilizarlas de manera combinada primero pediremos nuestro hijo que repare el daño causado y luego que practique la conducta adecuada.

Cuando aplicar la sobre corrección

*Obligar, con tranquilidad y firmeza, al niño a deshacer o corregir el daño social o físico. *Obligar, con tranquilidad y firmeza, al niño a practicar comportamientos positivos.

Por ejemplo, si no entra en casa cuando se le llama, le obligaremos a salir y esperar allí a que se le llame durante diez veces consecutivas.

Pautas de aplicación

  1. Antes de aplicar el procedimiento, usualmente se da una orden verbal para cortar la cadena, (la conducta). Si el comportamiento continúa se aplica la sobre corrección en forma inmediata.
  2. Usualmente la duración de la sobrecorreción es, al comienzo, de 3-4 minutos, y se puede aumentar si no resulta eficaz.
  3. Durante la aplicación de la sobrecorreción debe evitarse en lo posible la interacción verbal que pueda funcionar como refuerzo (en forma de atención).
  4. Debe combinarse la sobrecorreción con el reforzamiento positivo diferencial de conductas incompatibles o alternativas.

Ámbitos de aplicación

La sobrecorreción se ha aplicado a: conductas agresivas, conductas estereotipadas (tales como autoestimulación o autoagresión), enuresis, encopresis, o respuestas orales inadecuadas tales como vómitos, rumiaciones, pica, coprofagia, y babeo.

A continuación, se explica cómo aplicarla:

  1. Obligue al niño a deshacer o corregir el daño social o físico

Ejemplos: limpiar la pared, recoger la ropa del suelo, pedir disculpas por morder.

  1. Obligue al niño a practicar comportamientos positivos

Por ejemplo, si no entra en casa cuando se le llama, obligue a salir fuera y esperar allí a que se le llame durante diez veces consecutivas. Repetir esto desde varios lugares y direcciones del patio.

  1. Supervise la sesión de prácticas

Esto puede requerir un tiempo, pero la inversión merece la pena.

  1. Utilice las manos para guiarle si es necesario

Si el niño se resiste a practicar, hay que ayudarle a realizar las acciones correctas con las manos. Si no quiere recoger los juguetes, tómale las manos y guíelas como si fueran las de un robot, recogiendo los juguetes y depositándolos en el lugar correcto. Se deben ignorar llantos, rabietas o resistencias. Manténgase tranquilo pero firme hasta que la tarea termine o el niño empiece a hacerlo solo.

  1. Elogie y refuerce la obediencia

A medida que el niño empiece a comportarse mejor y se necesite menos práctica, hay que hacerle saber lo bien que lo está haciendo. Elogie en abundancia. Dar una pequeña recompensa por sus progresos.

 

 

XV. REFORZAMIENTO DIFERENCIAL

Este es un tipo de aprendizaje propio, que consiste en reforzar únicamente algunas conductas mientras otras se ponen bajo extinción.

Por ejemplo, se podría premiar a un niño por leer y por hacer ejercicio y no por jugar videojuegos si se pretende que esta última conducta pierda valor reforzante.

El reforzamiento diferencial es un tipo de aprendizaje propio de las técnicas de modificación de conducta (psicología conductual), que consiste en reforzar únicamente algunas conductas mientras otras se ponen bajo extinción (se las deja de reforzar para que se extingan), o en reforzar ciertas conductas tras determinados períodos de tiempo, etc.

17b. Reforzamiento diferencial de tasa alta (RDA)

En este tipo de reforzamiento se reforzará la respuesta si ha transcurrido menos de cierto tiempo desde la respuesta anterior. Es decir, lo que se busca es que la respuesta aumente su tasa de aparición, y aparezca de forma más seguida.

17c. Reforzamiento diferencial de tasa baja (RDB)

Este segundo tipo de reforzamiento es opuesto al RDA. En este caso, la respuesta es reforzada si ha transcurrido un determinado tiempo desde la respuesta anterior. Es decir, lo que se pretende es que la conducta reduzca su frecuencia, disminuya y aparezca de forma más espaciada en el tiempo.

Así, este tipo de reforzamiento está indicado para casos donde el objetivo no sea eliminar la conducta, sino reducir su frecuencia. Puede tratarse de casos donde la conducta en sí no es perjudicial (sino más bien su frecuencia de aparición), o de casos donde simplemente no se pueda eliminar la conducta en su totalidad (o sea difícil conseguir la desaparición absoluta de la conducta).

17d. Reforzamiento diferencial de otras conductas (RDOC)

El reforzamiento diferencial de otras conductas, a diferencia de los dos anteriores, tiene un objetivo doble y simultáneo: disminuir la ocurrencia de ciertas conductas y aumentar la ocurrencia de otras. Está indicado para aquellos casos donde es necesario sustituir la conducta original por otra más adecuada o funcional.

En este caso, las “otras conductas” al que refiere el propio nombre del reforzamiento, hacen alusión a conductas funcionalmente equivalentes a la conducta que queremos disminuir, pero más adaptativas.

17e. Reforzamiento diferencial de omisión (RDO)

En el reforzamiento diferencial de omisión, se refuerza al sujeto si en un determinado intervalo de tiempo no ha aparecido la respuesta. Es decir, se premia la ausencia de la respuesta o la omisión de la misma. El objetivo es que la conducta disminuya en cuanto a su frecuencia de aparición.

 

XVI. TIME OUT O AISLAMIENTO DEL REFORZAMIENTO

El tiempo fuera consiste en aislar al sujeto, en general niños, en un entorno no estimulante en caso de que se produzca la conducta problemática. También una variante del castigo negativo, se diferencia del coste de respuesta en que lo que se pierde es la posibilidad de acceder al refuerzo, no el reforzador en sí.

El tiempo fuera es una técnica de modificación de conducta a través de la cual se pretende disminuir en frecuencia o eliminar la realización de uno o varios comportamientos.

Esta técnica forma parte del repertorio del conductismo, teniendo origen en el condicionamiento operante. Concretamente se basa en el castigo negativo, en el cual ante la emisión de la conducta a modificar se retira un estímulo positivo o considerado como apetecible para la persona que la realiza.

El funcionamiento del tiempo fuera o time out es sencillo: se trata de extraer al sujeto que hace la conducta de la situación en la que puede obtener reforzadores, de manera que éste modifique o elimine la conducta que le lleva a dicha situación con el fin de no volver a ser retirado. Por ejemplo, se envía al alumno fuera de clase o a una esquina en la que no puede participar de lo que ocurre en ella.

Esta técnica suele usarse con la premisa de que el tiempo que el sujeto es expulsado sea de aproximadamente un minuto por año de edad del individuo.

Generalmente suele aplicarse en los casos en que se requiere eliminar una conducta problema de un sujeto, generalmente un niño o niña, aunque puede aplicarse en cualquier tipo de edad, sea en la práctica clínica o en el ámbito educativo.

Modo de empleo

Para que esta técnica tenga efectividad es recomendable utilizar una serie de pasos que permitan a la persona cuya conducta se desea modificar entender el funcionamiento de la técnica, porqué se le aplica y qué supone para él.

  1. Conocimiento de la técnica

En primer lugar, es necesario que el sujeto conozca lo que implica el tiempo fuera, cosa para la cual es necesario explicarle el funcionamiento de la técnica. Asimismo, es necesario tener claro qué conducta se quiere eliminar y reducir, así como hacer ver al sujeto en cuestión que esa conducta no resulta adaptativa y por qué. Una vez se sabe todo ello, es posible empezar a aplicarlo.

  1. Advertencia

En el momento en que la persona empieza a realizar la conducta indeseada, se le proporcionará una advertencia en la cual se le indicará que conducta resulta indeseada, por qué se le advierte y las posibles consecuencias de su acto (ser enviado a cumplir el tiempo fuera). Es posible hacer varias advertencias, pero se recomienda que no sean muchas de cara a que el sujeto aprenda y asocie la consecuencia con el acto y la situación no se prolongue. Este elemento es importante por varios motivos. En primer lugar, con muy poco esfuerzo permite evocar la idea de la consecuencia indeseada de portarse mal, lo cual es ya de por sí algo desagradable, así que puede ser un factor aversivo que puede aparecer en esos “amagos” de mal comportamiento.

En segundo lugar, en el caso de que se produzca la expulsión, permite una comprensión más rápida de lo comprendido, por lo cual este tipo de castigo difícilmente quedará descontextualizado.

  1. Expulsión o cese de reforzamiento

En caso de que la conducta persista o se repita, se procede a la expulsión temporal del individuo o al cese de reforzamiento. Se tiene que evitar en lo posible que el propio momento en que se aplica la técnica sea reforzante (es decir, que no se sienta más atendido por el hecho de ser castigado, cosa que puede provocar que la conducta objetivo aumente). Se le explica el porqué del castigo y se procede a indicarle el tiempo que debe permanecer fuera.

Una vez transcurrido el tiempo de tiempo fuera, se procederá a preguntar al sujeto si entiende por qué ha sido expulsado y se le indica al niño que puede volver a la situación estimular. Pueden ofrecerse estrategias alternativas en el caso de que la conducta indeseada tuviese algún tipo de motivación detrás.

Es posible implementar un reforzamiento diferencial de conductas, felicitando y elogiando las conductas que sean incompatibles con la que se quiere eliminar. Es importante ser coherente y consistente en su aplicación, pues de lo contrario el tiempo fuera puede provocar confusión.

 

 

XVII. ENTRENAMIENTO DE HABILIDADES SOCIALES

Se encuentra entre las técnicas más potentes y más frecuentemente utilizadas para el tratamiento de los problemas psicológicos, para la mejora de la efectividad interpersonal y para la mejora general de la calidad de vida.

Se enseñan conductas específicas, y se practican y se integran en el repertorio conductual del sujeto. Esquema del entrenamiento en habilidades sociales:

  1.  Evalúa la situación
  2. Determina lo que crees que son los derechos y responsabilidades de las distintas partes en la situación.
  3. Determina las probables consecuencias a corto y a largo plazo de los diferentes caminos de acción.
  4. Decide cómo te comportarás en la situación.
  5.   Experimenta con nuevas situaciones y conductas en las situaciones de práctica
  6. Ensaya las nuevas conductas en las situaciones representadas. Inténtalo una y otra vez. Practícalo tantas veces como sea necesario. Cambia la respuesta del compañero de rol-play, de tal manera que las consecuencias puedan ser positivas, negativas o neutras.
  7. Refuta las creencias erróneas y las actitudes contraproducentes y reemplázalas por creencias más correctas y productivas.

Invierte tu perspectiva. ¿Cómo te sentirías en la posición de la otra persona? ¿Es verdad la creencia? ¿Por qué es verdad? ¿Qué evidencias apoyan a la creencia?

¿Te ayuda la creencia a sentirte en la forma en que quieres sentirte?

¿Te ayuda la creencia a lograr tus objetivos sin herir a los demás?

¿Te ayuda la creencia a evitar molestias o situaciones desagradables importantes sin negar al mismo tiempo tus propios derechos?

Pregunta las opiniones de los demás sobre el impacto y las consecuencias probables de su conducta.

Emplea la detención del pensamiento para interrumpir creencias contraproducentes y obsesivas que ocurren frecuentemente.

III.  Evalúa tu conducta

  1. Determina tu ansiedad en la situación

(Aprende a relajarte si es necesario: a) relajación completa, b) relajación diferencial)

Puntuación SUDS

Contacto ocular

Postura relajada

Risa nerviosa

Movimientos de cabeza, manos y cuerpo excesivos

  1. Evalúa el contenido verbal

¿Dijiste lo que querías decir realmente?

¿Eran tus comentarios concisos, pertinentes, apropiadamente asertivos a la situación?

¿Eran tus comentarios claros, específicos y firmes?

¿Evitaste largas explicaciones, excusas y disculpas?

¿Empleaste la primera persona y la expresión de sentimientos cuando era apropiado?

  1. Evalúa el contenido verbal

¿Dijiste lo que querías decir realmente?

¿Eran tus comentarios concisos, pertinentes, apropiadamente asertivos a la situación?

¿Eran tus comentarios claros, específicos y firmes?

¿Evitaste largas explicaciones, excusas y disculpas?

¿Empleaste la primera persona y la expresión de sentimientos cuando era apropiado?

  1. Evalúa la adecuación de tu conducta no verbal

¿Contestaste casi inmediatamente después de que habló la otra persona?

¿Tu expresión facial estaba en consonancia con la situación? ¿Mirabas a la cara a la otra persona?

¿Acompañabas con gestos apropiados lo que estabas diciendo?

¿Tu postura y orientación eran acordes a la situación?

¿Había vacilación o tartamudeo en tu voz? ¿Eran apropiados tu volumen y entonación?

¿Había demasiados silencios? ¿El tiempo de habla era compartido, o bien tu contribución era mínima?

  1. Decide si estás satisfecho con tu actuación general en la situación.
  2.    Lleva a cabo las nuevas conductas en las interacciones de la vida real
  3. Decide comportarte de forma asertiva en una situación de la vida real. Practica la situación como una tarea para casa.
  4. Empieza a comportarte asertivamente en interacciones que ocurren de forma natural, siendo cuidadoso de no ir demasiado deprisa.
  5. Registra y evalúa las tareas para casa, las conductas ensayadas y las interacciones que ocurren de forma natural empleando las hojas de registro adecuadas.
  6. Comunicación efectiva

Para que pueda llamarse comunicación efectiva se necesita lo siguiente:

*Cuando el/la receptor/a capta el mensaje que el/la emisor/a intenta transmitir con las menores distorsiones posibles.

* Cuando al emitir un mensaje, se intenta expresarlo de forma que sea entendido por el/la interlocutor/a.

* Cuando se escucha atentamente lo que la otra persona transmite, de forma explícita e implícita.

*Cuando se entiende que la percepción no es la realidad, y que los mapas y suposiciones son diferentes de unas personas a otras.

Se pueden utilizar las siguientes técnicas:

  1. Parafrasear al otro: Entre las técnicas de comunicación eficaz basadas en la comprensión del otro existe una realmente interesante para sobreponerse al «ruido» que puede interferir en la buena comprensión. Parafrasear a la otra persona resulta un ejercicio práctico que realmente funciona. No se trata de repetir como un loro. Se trata de sintetizar lo que el otro ha dicho con tus propias palabras utilizando expresiones como: “Si no he entendido mal…”, “Lo que quieres decir…”, etc. Así comprobarás sin romper el diálogo si existe o no coincidencia.
  2. Las expresiones de refuerzo: Durante cualquier diálogo se producen picos de atención. A mitad del mensaje, casi sin darnos cuenta, prestamos mucha menos atención que al inicio. Es por eso por lo que es importante el uso de expresiones de refuerzo para una comunicación eficaz.
  3. El problema no son las personas: En el ámbito empresarial se exige en muchas ocasiones que las técnicas de comunicación eficaz sean capaces de transmitir los fallos que se cometen. Puede parecer algo imposible, pero la clave está en enfocarlo todo hacia las acciones, hacia el problema en sí mismo, olvidándose de las personas. La clave está en cambiar el “Ser” por el “Hacer”. Atribuir etiquetas funciona como refuerzo de la actitud. Al utilizarlas como calificativos personales negativos solo se consigue arraigar esa conducta en la persona.
  4. No dejar pasar los temas: afrontar los temas, especialmente los negativos en el mismo instante en el que se presentan. Aunque se trate de detalles o fallos nimios, se conseguirá evitar los efectos negativos de la acumulación.
  5. Evitar los reproches pasados: El objetivo de la técnica de comunicación eficaz es buscar una solución ante un problema. Nunca será el de buscar culpables o víctimas. Mucho menos hechos de los que quizá una de las partes ni se acuerde. Y si se acuerda, no tienen relevancia ninguna para lo que te ocupa actualmente.
  6. Ser breve, conciso y directo: La clave está en expresar tus planteamientos de la forma más breve, concisa y directa posible, de modo que el fondo del mensaje no quede diluido por informaciones irrelevantes.
  7. Activar la escucha activa: Comunicarse no es hablar. Hablar es solo una parte esencial de la acción de comunicar. Para que haya comunicación eficaz, debe existir un intercambio recíproco del mensaje. Así que es tan importante lo que decimos como entender el mensaje del otro interlocutor.  Y cuando se habla de “entender” se hace referencia a un esfuerzo consciente por comprender qué quiere decir con sus palabras.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Marín, J. (2001) Psicología Social de la Salud. Madrid: Síntesis Psicología.

Olivares, J. Y Méndez, F. X. (2008). Técnicas de Modificación de Conducta. Madrid: Biblioteca nueva.

canalSALUD. (2016). ¿Qué es la relajación?. 02/12/2019, de salud

mapfre Sitio web: https://www.salud.mapfre.es/cuerpo-y-mente/terapias-corporales/que-es-la-relajacion/.

REVERSIÓN DE HÁBITO

Uno de los problemas que surgen en el tratamiento de la dependencia a sustancias es que aunque el paciente busque conscientemente dejar de consumir, tiene mucha más dificultad en modificar determinadas conductas adquiridas por repetición de actos iguales o semejantes (hábitos) que considera inocuos en relación con su problema de adicción. Tales serían encender un cigarrillo de tabaco del mismo modo que uno de cannabis, entrar en bares a desayunar o tomar el aperitivo, mantener relación con los amigos en antiguos lugares de consumo y tantos otros que han modelado su comportamiento diario en paralelo a su relación con la sustancia.

Aunque este problema entra siempre dentro de los tratamientos para las adicciones, muchas veces no se resalta lo suficiente, generalmente porque provoca resistencia en el paciente y bastante reticencia a considerar que conductas que él considera irrelevantes en el resto de las personas puedan suponer un riesgo para su abstinencia.

Creemos que una forma interesante para que el paciente tome conciencia de este problema sería la intervención conductual de Entrenamiento en reversión de hábitos (ERH), primeramente desarrollada por Azrin y Nunn (1973) y revisada por Piacentini y Chong (2005), que si bien está dirigida particularmente al tratamiento de tics crónicos, su aplicación puede ser muy útil para la problemática a la que nos referimos, en especial por estar considerada como probablemente eficaz y muy cerca de considerarse con eficacia bien establecida por la Task Forceon Promotion and Disemination of Psychological Procedures (Carr y Chong, 2005).

Entrenamiento en una respuesta que compita con el hábito (desarrollo de una o dos conductas incompatibles con el hábito): no llamativa socialmente, de fácil inicio y mantenimiento y físicamente incompatible con el hábito disfuncional.

Apoyo social (ayuda con el desarrollo de la respuesta incompatible).

Generalización del procedimiento: el paciente imagina la utilización de la respuesta incompatible de forma exitosa en las diversas situaciones donde le hábito ocurre dentro de las sesiones de entrenamiento.

Los elementos más importantes de la técnica son la conciencia del hábito y el entrenamiento en respuesta incompatible.

El entrenamiento se lleva a cabo en pocas sesiones y con algunas sesiones de refuerzo. El ERH es más eficaz en aquellas conductas cuyo objetivo es el auto-reforzamiento (conductas auto-estimulatorias) que en aquellas conductas cuya función es escapar, atraer la atención u otras consecuencias sociales (Ruiz, Díaz y Villalobos, 2012.

Una de las intervenciones más exitosas para el tratamiento de hábitos nerviosos y tics es el entrenamiento en reversión de hábito (ERH) de Azrin y Nunn. Inicialmente eran tratados por mediante práctica masiva (repetir la conducta hasta producir fatiga o inhibición reactiva), pero sus resultados no eran buenos y actualmente se utiliza el ERH.

Procedimiento de reversión del hábito

Los elementos clave del ERH son: Revisión de la inconveniencia del hábito (identificar de qué forma interfiere el hábito en su vida y las consecuencias), Entrenamiento en conciencia del hábito (consciencia de la cadena de respuestas que conlleva el hábito), Entrenamiento en una respuesta que compita con el hábito (desarrollo de una o dos conductas incompatibles con el hábito), Apoyo social (ayuda con el desarrollo de la respuesta incompatible) y Generalización del procedimiento.

La respuesta incompatible no debe ser llamativa socialmente, de fácil inicio y mantenimiento, así como físicamente incompatible con el hábito disfuncional.

El ERH propone como estrategia de generalización específica el que el paciente imagina la utilización de la respuesta incompatible de forma exitosa en las diversas situaciones donde le hábito ocurre dentro de las sesiones de entrenamiento.

El ERH puede utilizarse de forma abreviada con los elementos dos, tres y cuatro. Los elementos críticos de la técnica son la conciencia del hábito y el entrenamiento en respuesta incompatible.

 

 

 VI. CONTROL DE ESTÍMULO PRECEDENTE

Al hablar de control tendemos a relacionarlo con un tipo de “control” como algo que nos limita intrínsecamente, pero es más fácil de entenderlo si decimos que somos “influenciados” por estímulos que ser controlados por ellos.

Cuando la probabilidad de emitir un comportamiento que se ha reforzado en determinadas circunstancias, también aumenta en situaciones similares a la original.

Indica una situación en la cual un comportamiento determinado ha sido seguido previamente por un castigo o un refuerzo.

Es una manera de influir en el comportamiento cuando previamente nos han dado ciertos modelos de comportamiento apropiados para situaciones específicas.

Una adolescente acepta por primera vez salir con un muchacho más grande que ella. Inicialmente habían planeado ir a comer, pero después el muchacho la convenció de ir al cine. Estando en la sala, el joven intentó besarla y se sintió incómoda, por lo que decidió no salir de nuevo con él. Al día siguiente su amiga le contó que había salido con su mejor amigo al cine y en algún momento el muchacho le robó un beso, el cuál correspondió porque había interés mútuo. El mes siguiente volvieron a invitar a la adolescente al cine e inmediatamente dijo que no, pues generalizó que salir a ese lugar implicaba que la otra persona tendría la intención de besarla, aunque no fuera este el caso de la invitación.

Es el aprendizaje dado por consecuencias, poniendo el comportamiento bajo el control de antecedentes, es decir, los eventos precedentes influyen en la probabilidad de cierto comportamiento.

El reforzamiento positivo es un procedimiento mediante el cual se le presenta al sujeto un estímulo que le gusta o le interesa inmediatamente después de la realización de la conducta (presentación contingente). Con esto se consigue aumentar la probabilidad de que la conducta vuelva a ocurrir. El estímulo o situación apetitiva que se pone en juego en este proceso se conoce como reforzador positivo (Méndez y otros, 2001). Cuando se descubre un reforzador positivo para un individuo (por ejemplo, un caramelo para un niño), podemos utilizarlo en otras situaciones. A pesar de ello, no deberíamos abusar de un solo reforzador positivo ya que podríamos caer en la saciedad.

Tal como refleja Méndez y otros (2001), diversos autores han puesto de manifiesto el procedimiento básico que debe seguirse para aplicar el reforzamiento positivo:

  1. Especificar de forma concisa la conducta a modificar.
  2. Identificar y seleccionar los reforzadores eficaces (que dependen de cada individuo).
  3. Administrar de forma inmediata los reforzadores.
  4. Aplicar los reforzadores contingentemente.
  5. Evitar la saciedad empleando diversos reforzadores que el sujeto no tenga.
  6. Aproximar la cantidad adecuada de reforzador.
  7. Ajustarse al programa de reforzamiento fijado (puede ser reforzamiento continuo o reforzamiento intermitente).
  8. Planificar la transición de un tipo de programa a otro (por ejemplo, de un programa de reforzamiento continuo a uno de reforzamiento intermitente) con el fin de generalizar los efectos.
  9. Privación y saciedad del estímulo como variables a considerar en el diseño de tratamientos

Consiste en suprimir el reforzamiento de una conducta reforzada previamente. Si bien siempre hay que ser constante y perseverar en el objetivo, con esta técnica esta afirmación tiene mucho más sentido. Al principio de aplicarla es muy probable que se aprecie un aumento en la intensidad y / o en la frecuencia de la conducta que hay que eliminar, sobre todo si ha recibido atención sistemática. Es más, se puede dar un aumento de comportamientos agresivos (agresión inducida por la extinción).

Esta no es una técnica recomendable si se quiere un resultado inmediato. La recuperación espontánea es factible si no hay una combinación con el reforzamiento de conductas incompatibles.

 

VII. PRIVACIÓN Y SACIEDAD DEL ESTÍMULO COMO VARIABLES A CONSIDERAR EN EL DISEÑO DE TRATAMIENTOS

Es cuando se retiene el reforzador por un espacio de tiempo o reduce su acceso, a favor de la efectividad del refuerzo. Saciedad: Aquí es cuando el reforzador pierde su valor como tal, ya que la cantidad inapropiada del refuerzo termina por saciar al organismo. La supresión de la conducta, es por causa del reforzador que la mantiene.

Características de la técnica: Si un niño quiere tomar helado y hace tiempo que no ha probado ninguno, o ha sido privado del helado, este se convertirá en un fuerte reforzador para el. Si al niño se le dan a tomar 3 helados gigantescos y luego se le ofrece como recompensa un helado pequeño por hacer algo, es poco probable que constituya un incentivo para el.

Proceso de aplicación | Si a un individuo se le priva de un estímulo que habitualmente le resulta recompensante, el reforzador se tornara aún más efectivo. También es cierto lo contrario con la saciedad, si un individuo tiene demasiado de algo recompensante, perderá sus propiedades reforzantes.

 

 

VIII. EXTINCIÓN

La extinción consiste en suprimir el reforzamiento de una conducta que ha sido reforzada previamente. Es decir, que si el pequeño hace una travesura, lo que tendremos que hacer será actuar como si nada (le retiraremos la atención, un refuerzo positivo). Esto supone que sigamos haciendo lo que estábamos haciendo sin decirle nada. De esta forma, el niño cesará de llevar a cabo esa conducta molesta.

Es un procedimiento utilizado en el condicionamiento clásico y en el condicionamiento operante para hacer que una conducta desaparezca. En términos educativos se aplica contingentemente, por tanto, a conductas no deseables. La extinción dentro del condicionamiento instrumental es el proceso contrario a la adquisición. El procedimiento de la extinción consiste en la omisión del reforzador después de haberse presentado la conducta cuya desaparición se está trabajando. Por ejemplo: un niño se niega a comer; los padres, con buena voluntad y sin darse cuenta, están reforzando esa conducta al prestarle atención (aunque sea para insistirle y reñirle), con lo que la conducta o se mantiene o aumenta. La técnica de la extinción consiste en no prestar atención al niño cuando se niega a comer, a fin de no reforzar; la falta de atención propicia que la conducta termine por desaparecer.

La extinción consiste en la retirada de los refuerzos que previamente sostenían una conducta. De este modo, se inicia un proceso gradual de debilitación de la misma hasta que termina por desaparecer.

Por ejemplo, un profesor que atiende a los niños que preguntan sin levantar la mano en clase, cuando decida prestar atención únicamente a los que cumplen las reglas establecidas, disminuirá las conductas de hablar de forma espontánea de sus alumnos.

Para su aplicación, es necesaria la identificación previa del reforzador que mantiene la conducta disfuncional y su naturaleza (no basta con eliminar cualquier reforzador que acompañe la conducta, sino aquel que la está manteniendo).

Hay que tener en cuenta que, en ocasiones, la conducta indeseada puede verse incrementada inicialmente en el proceso. Este incremento puede mantenerse durante largos periodos de tiempo (especialmente si la conducta ha sido mantenida por un reforzador intermitente, lo que supone una mayor resistencia a la extinción), pero posteriormente se debilitará hasta quedar eliminada.

 

 

IX. ABORDAJE CONDUCTUAL APLICADO EN PROBLEMAS DE PAREJA Y FAMILIA

Consiste en que el familiar interactúa positivamente con el paciente, reforzando cuando, por ejemplo, el anciano emite conductas interpersonales de adecuada socialización como hablar de temas cotidianos, familiares y sociales pero sin emitir quejas físicas o expresiones propias de un cuadro depresivo.

El reforzamiento puede implementarse mediante el diálogo, la aprobación, la atención, la sonrisa, la expresión de afecto y la compañía explícita en el preciso momento en que la persona se comunica de modo positivo. En otras palabras, que la comunicación de los familiares sea inmediata y orientada a la estimulación de la conducta social del paciente en cuestión. El reforzamiento derivará en el incremento de la conducta no depresiva y en una mejora en el estado de ánimo.

En terapias de parejas también se enseña a sus integrantes en la aplicación del RDI. A ambos, se les recomienda estar atentos a las conductas positivas que desean estimular en su compañero/a a fin de reforzarlo por ello. Así, se entrena a ambos miembros a detectar al otro haciendo una actividad que se desea y entonces, reforzarlo por ello. Otra vez, el reforzamiento entregado es predominantemente social, como palabras y gestos de cariño, reconocimiento, compañía.

La conducta reforzada suele aumentar lo cual también mantiene alta la frecuencia de los reforzadores positivos entregados por la pareja. El destacar los cambios favorables en la conducta de la pareja propicia estabilidad emocional y satisfacción en la relación, siendo mucho más ameno que criticar lo que el otro hace mal o no hace.

Veámoslo con un ejemplo. Una pareja tiene discusiones frecuentes porque algunas veces el esposo se retrasa en el regreso del trabajo, en tales ocasiones, la mujer lo pelea y crítica, lo cual lleva a su vez a que el esposo se enoje y también la agreda verbalmente a ella. Al mismo tiempo, cuando él llega más temprano, ella simplemente no dice nada; no lo pelea pero tampoco efectúa ningún comentario.

La aplicación del RDI consistiría en invertir esta pauta del reforzamiento desde la mujer hacia el marido. Así, cuando él llegue en horario a casa, ella debería reforzarlo positivamente, con algún gesto de cariño y aprobación e inversamente, debería ignorarlo cuando el esposo se retrase. Por supuesto, este tipo de procedimiento se pauta con el consentimiento de ambos cónyuges.

En este abordaje se adiestra a la pareja en la aplicación de técnicas de modificación de conductas, especialmente el reforzamiento diferencial de conductas incompatibles y la extinción. Consiste en una interacción positiva entre la pareja.

El reforzamiento puede implementarse mediante:

El diálogo

La aprobación

La atención

La sonrisa

Expresión de afecto

Compañía explícita en el preciso momento en que la persona se comunica de modo positivo.

La extinción en el tratamiento de parejas, cuando un integrante grita, insulta o ironiza a su cónyuge, se le sugiere a este último que  no responda y se retire de la situación. Normalmente, esto ayuda a disminuir las conductas hostiles porque ellas no reciben reforzamiento.

 

 

X. PRINCIPIO DE PREMACK: ABORDAJE DE CONDUCTAS DE POSTERGACIÓN

Formulado por David Premack, quién pensó que de dos estímulos, el más probabilidad de ocurrencia tuviera reforzaría al otro. Este principio parte de dos supuestos. El primero es que si a un sujeto se le da acceso libre a dos actividades dedicará un tiempo determinado a cada una de ellas y ese porcentaje de tiempo refleja la probabilidad de esa actividad, y en consecuencia, indicará el grado de preferencia por esa actividad. El segundo supuesto hace referencia a la relación de reforzamiento, que implica siempre dos conductas: una actividad preferible refuerza la ejecución de una respuesta menos preferente si el acceso a la actividad preferida se hace contingente respecto a la ejecución de la actividad menos preferida.

Es decir, establece que considerando dos respuestas, A y B, donde la probabilidad de ocurrencia de respuesta A es mayor que la de la respuesta B, si se realiza la respuesta A de alta probabilidad después de la B de baja probabilidad, se obtendrá el refuerzo de la respuesta B (A refuerza a B); mientras que si se realiza la respuesta B de baja probabilidad seguida de A de alta probabilidad, no dará como resultado el reforzamiento la respuesta A (B no refuerza a A). Esto significa que únicamente se puede reforzar una conducta con otra de mayor probabilidad, nunca a la inversa. Puede aplicarse en todas las edades cambiando las formas y los refuerzos.

Esta es una técnica apoyada en la idea de que una conducta de alta probabilidad de ocurrencia puede reforzar a otra conducta de baja probabilidad de ocurrencia emitida previamente.

Un ejemplo seria: si a una persona el médico le sugiere caminar diariamente durante una hora –conducta de baja probabilidad de ocurrencia- y luego va a un bar a tomar un café y leer el diario –conducta de alta probabilidad-, está implementando correctamente el Principio de Premack. Para que la conducta de caminar se incremente es necesario que la conducta placentera (bar), se emita luego de haber hecho la caminata.

 

 

XI. INSTRUCCIONES VERBALES BASADAS EN LOS PRINCIPIOS DE CONDICIONAMIENTO OPERANTE

Con el propósito de entrenar a los usuarios a darse autoinstrucciones que guíen sus acciones el experimentador modela una tarea hablando mientras el sujeto observa, después de esto el sujeto ejecuta la misma tarea mientras el experimentador instruye en voz alta al sujeto.  a continuación se pide al sujeto que ejecute la tarea de nuevo mientras se instruye así mismo en voz alta. luego el sujeto ejecutara la misma tarea mientras se da así mismo las instrucciones en voz baja para finalmente el sujeto ejecutar la tarea de forma encubierta es decir sin movimientos en los labios.

Las autoinstrucciones se definen como las ordenes o instrucciones que el sujeto se da a sí mismo para el manejo de su conducta propia, durante su actuación.  Esta es una técnica cognitiva de cambio d conducta en el que se modifican las autoverbalizaciones internas y pensamientos de un sujeto ante una determinada tarea.

El esquema del condicionamiento operante es utilizado desde el tratamiento de fobias hasta la superación de adicciones como el tabaquismo o el alcoholismo. Se trabaja con:

Respuesta instrumental u operante.

Consecuencia.

Reforzamiento.

Castigo.

Estímulo discriminativo y estímulo delta.

Aquí también se trabaja con técnicas operantes para el desarrollo de conductas que son:

Técnica de instigación: dependen más de la guia fisica

Moldeamiento: es considerado útil en sujetos que no se pueden comunicar.

Desvanecimiento: retirada gradual de las ayudas.

Encadenamiento: cada eslabón refuerza al anterior y funciona como estímulo discriminativo.

Programas de reforzamiento: pautas que establecen cuándo será premiada la conducta.

 

 

XII. EL COSTO DE RESPUESTA

Variante del castigo negativo en que la ejecución de la conducta problema provoca la pérdida de un reforzador, es decir consiste en retirar un reforzador positivo cuando sucede la conducta inadecuada.

Consiste en retirar un supuesto reforzador positivo contingentemente a una conducta con el objetivo de reducirla o eliminarla. Es importante  que el coste de respuesta sea proporcional a la conducta que se quiere castigar, ya que si no, se producirá resentimiento. Una variante de coste de respuesta es aquella que se asignan a la persona en cada periodo de trabajo un cierto número de fichas o puntos por adelantado. El coste de respuesta produce menos conducta perturbadora en el castigo físico y a diferencia del tiempo fuera no retira a la persona de la situación de aprendizaje, no le quita la oportunidad de ser reforzado por conductas deseables.

Por ejemplo, si un niño no ha hecho su tarea o terminado sus deberes, no podrá ver televisión.

Los costes deben ser razonables. Ya que, si el coste de respuesta es demasiado duro y le quitamos a un niño “todos sus juguetes” por portarse mal, lo que va a ocurrir es que se va a seguir portándose mal, por incoherente que resulte, ya que portarse mal ya no le “costaría” nada (no hay nada que pueda perder).

 

 

XIII. SACIACIÓN DE ESTÍMULOS

El refuerzo que se obtiene por llevar a cabo la conducta es tan intenso o cuantioso que pierde el valor que tenía para un sujeto. Esto puede tener lugar por saciación de respuesta o práctica masiva (repetir la conducta hasta que deje de ser apetitiva) o bien por saciación de estímulo (el reforzador pierde su apetitividad por exceso).

El objetivo de esta es eliminar conductas inapropiadas, esta se aplica en trastornos de tics.

Es la presentación masiva de un reforzador para debilitar su valor reforzante: su administración excesiva en un breve espacio de tiempo determina por resultar aversiva a la persona, de modo que al final evita ciertos comportamientos. Una persona que nunca come verduras porque siempre desea comer pasta, terminará por aborrecer la pasta de tanto que la consume. Para aplicarse es necesario, detectar conductas indeseables, una vez identificadas y escogida la modalidad de saciación, debemos de ofrecer una conducta alternativa a la persona y seguir con su tratamiento.

Por ejemplo, hacer que una persona fume de forma continua y rápida los cigarrillos para que se canse y lo deje. También podría ser por ejemplo con una persona que come muchas chucherías, si se le obliga a terminar una cantidad grande estas dejarán de ser agradables.

 

 

XIV. SOBRE CORRECCIÓN

La sobre corrección consiste en aplicar un castigo positivo relacionado con la conducta problema.

Formas de aplicación de la sobre corrección.

 

Restitución

La utilizamos pidiendo a nuestro hijo o alumno que restaure el daño que ha causado. Se trata de corregir los efectos negativos de la mala conducta, dejando la situación igual o incluso mejor que antes.

 

¿Cómo la usamos?

Por ejemplo, si nuestro hijo se ha dedicado a decorarlos con sus dibujos la pared del salón le pediremos que la limpie totalmente.

 

Práctica positiva o repetición

En este caso se trata de que nuestro hijo repita una conducta alternativa y positiva a la que ha realizado. Siguiendo el ejemplo anterior, podemos pedirle que dibuje en varias hojas de papel, pero que deberá ir a buscar ella misma. Así vemos cómo de este modo está poniendo en práctica de manera repetida una conducta alternativa y adecuada.

El mensaje que transmitimos es “se pinta en las hojas de papel y no en la pared”.

Combinación de ambos

Estos dos procedimientos, la restitución y la práctica positiva en ocasiones se pueden utilizar de modos combinados o bien solos. Todo depende de las conductas que deseamos suprimir. Para utilizarlas de manera combinada primero pediremos nuestro hijo que repare el daño causado y luego que practique la conducta adecuada.

Cuando aplicar la sobre corrección

*Obligar, con tranquilidad y firmeza, al niño a deshacer o corregir el daño social o físico. *Obligar, con tranquilidad y firmeza, al niño a practicar comportamientos positivos.

Por ejemplo, si no entra en casa cuando se le llama, le obligaremos a salir y esperar allí a que se le llame durante diez veces consecutivas.

Pautas de aplicación

  1. Antes de aplicar el procedimiento, usualmente se da una orden verbal para cortar la cadena, (la conducta). Si el comportamiento continúa se aplica la sobre corrección en forma inmediata.
  2. Usualmente la duración de la sobrecorreción es, al comienzo, de 3-4 minutos, y se puede aumentar si no resulta eficaz.
  3. Durante la aplicación de la sobrecorreción debe evitarse en lo posible la interacción verbal que pueda funcionar como refuerzo (en forma de atención).
  4. Debe combinarse la sobrecorreción con el reforzamiento positivo diferencial de conductas incompatibles o alternativas.

Ámbitos de aplicación

La sobrecorreción se ha aplicado a: conductas agresivas, conductas estereotipadas (tales como autoestimulación o autoagresión), enuresis, encopresis, o respuestas orales inadecuadas tales como vómitos, rumiaciones, pica, coprofagia, y babeo.

A continuación, se explica cómo aplicarla:

  1. Obligue al niño a deshacer o corregir el daño social o físico

Ejemplos: limpiar la pared, recoger la ropa del suelo, pedir disculpas por morder.

  1. Obligue al niño a practicar comportamientos positivos

Por ejemplo, si no entra en casa cuando se le llama, obligue a salir fuera y esperar allí a que se le llame durante diez veces consecutivas. Repetir esto desde varios lugares y direcciones del patio.

  1. Supervise la sesión de prácticas

Esto puede requerir un tiempo, pero la inversión merece la pena.

  1. Utilice las manos para guiarle si es necesario

Si el niño se resiste a practicar, hay que ayudarle a realizar las acciones correctas con las manos. Si no quiere recoger los juguetes, tómale las manos y guíelas como si fueran las de un robot, recogiendo los juguetes y depositándolos en el lugar correcto. Se deben ignorar llantos, rabietas o resistencias. Manténgase tranquilo pero firme hasta que la tarea termine o el niño empiece a hacerlo solo.

  1. Elogie y refuerce la obediencia

A medida que el niño empiece a comportarse mejor y se necesite menos práctica, hay que hacerle saber lo bien que lo está haciendo. Elogie en abundancia. Dar una pequeña recompensa por sus progresos.

 

XV. REFORZAMIENTO DIFERENCIAL

Este es un tipo de aprendizaje propio, que consiste en reforzar únicamente algunas conductas mientras otras se ponen bajo extinción.

Por ejemplo, se podría premiar a un niño por leer y por hacer ejercicio y no por jugar videojuegos si se pretende que esta última conducta pierda valor reforzante.

El reforzamiento diferencial es un tipo de aprendizaje propio de las técnicas de modificación de conducta (psicología conductual), que consiste en reforzar únicamente algunas conductas mientras otras se ponen bajo extinción (se las deja de reforzar para que se extingan), o en reforzar ciertas conductas tras determinados períodos de tiempo, etc.

17b. Reforzamiento diferencial de tasa alta (RDA)

En este tipo de reforzamiento se reforzará la respuesta si ha transcurrido menos de cierto tiempo desde la respuesta anterior. Es decir, lo que se busca es que la respuesta aumente su tasa de aparición, y aparezca de forma más seguida.

17c. Reforzamiento diferencial de tasa baja (RDB)

Este segundo tipo de reforzamiento es opuesto al RDA. En este caso, la respuesta es reforzada si ha transcurrido un determinado tiempo desde la respuesta anterior. Es decir, lo que se pretende es que la conducta reduzca su frecuencia, disminuya y aparezca de forma más espaciada en el tiempo.

Así, este tipo de reforzamiento está indicado para casos donde el objetivo no sea eliminar la conducta, sino reducir su frecuencia. Puede tratarse de casos donde la conducta en sí no es perjudicial (sino más bien su frecuencia de aparición), o de casos donde simplemente no se pueda eliminar la conducta en su totalidad (o sea difícil conseguir la desaparición absoluta de la conducta).

17d. Reforzamiento diferencial de otras conductas (RDOC)

El reforzamiento diferencial de otras conductas, a diferencia de los dos anteriores, tiene un objetivo doble y simultáneo: disminuir la ocurrencia de ciertas conductas y aumentar la ocurrencia de otras. Está indicado para aquellos casos donde es necesario sustituir la conducta original por otra más adecuada o funcional.

En este caso, las “otras conductas” al que refiere el propio nombre del reforzamiento, hacen alusión a conductas funcionalmente equivalentes a la conducta que queremos disminuir, pero más adaptativas.

17e. Reforzamiento diferencial de omisión (RDO)

En el reforzamiento diferencial de omisión, se refuerza al sujeto si en un determinado intervalo de tiempo no ha aparecido la respuesta. Es decir, se premia la ausencia de la respuesta o la omisión de la misma. El objetivo es que la conducta disminuya en cuanto a su frecuencia de aparición.

 

XVI. TIME OUT O AISLAMIENTO DEL REFORZAMIENTO

El tiempo fuera consiste en aislar al sujeto, en general niños, en un entorno no estimulante en caso de que se produzca la conducta problemática. También una variante del castigo negativo, se diferencia del coste de respuesta en que lo que se pierde es la posibilidad de acceder al refuerzo, no el reforzador en sí.

El tiempo fuera es una técnica de modificación de conducta a través de la cual se pretende disminuir en frecuencia o eliminar la realización de uno o varios comportamientos.

Esta técnica forma parte del repertorio del conductismo, teniendo origen en el condicionamiento operante. Concretamente se basa en el castigo negativo, en el cual ante la emisión de la conducta a modificar se retira un estímulo positivo o considerado como apetecible para la persona que la realiza.

El funcionamiento del tiempo fuera o time out es sencillo: se trata de extraer al sujeto que hace la conducta de la situación en la que puede obtener reforzadores, de manera que éste modifique o elimine la conducta que le lleva a dicha situación con el fin de no volver a ser retirado. Por ejemplo, se envía al alumno fuera de clase o a una esquina en la que no puede participar de lo que ocurre en ella.

Esta técnica suele usarse con la premisa de que el tiempo que el sujeto es expulsado sea de aproximadamente un minuto por año de edad del individuo.

Generalmente suele aplicarse en los casos en que se requiere eliminar una conducta problema de un sujeto, generalmente un niño o niña, aunque puede aplicarse en cualquier tipo de edad, sea en la práctica clínica o en el ámbito educativo.

Modo de empleo

Para que esta técnica tenga efectividad es recomendable utilizar una serie de pasos que permitan a la persona cuya conducta se desea modificar entender el funcionamiento de la técnica, porqué se le aplica y qué supone para él.

  1. Conocimiento de la técnica

En primer lugar, es necesario que el sujeto conozca lo que implica el tiempo fuera, cosa para la cual es necesario explicarle el funcionamiento de la técnica. Asimismo, es necesario tener claro qué conducta se quiere eliminar y reducir, así como hacer ver al sujeto en cuestión que esa conducta no resulta adaptativa y por qué. Una vez se sabe todo ello, es posible empezar a aplicarlo.

  1. Advertencia

En el momento en que la persona empieza a realizar la conducta indeseada, se le proporcionará una advertencia en la cual se le indicará que conducta resulta indeseada, por qué se le advierte y las posibles consecuencias de su acto (ser enviado a cumplir el tiempo fuera). Es posible hacer varias advertencias, pero se recomienda que no sean muchas de cara a que el sujeto aprenda y asocie la consecuencia con el acto y la situación no se prolongue. Este elemento es importante por varios motivos. En primer lugar, con muy poco esfuerzo permite evocar la idea de la consecuencia indeseada de portarse mal, lo cual es ya de por sí algo desagradable, así que puede ser un factor aversivo que puede aparecer en esos “amagos” de mal comportamiento.

En segundo lugar, en el caso de que se produzca la expulsión, permite una comprensión más rápida de lo comprendido, por lo cual este tipo de castigo difícilmente quedará descontextualizado.

  1. Expulsión o cese de reforzamiento

En caso de que la conducta persista o se repita, se procede a la expulsión temporal del individuo o al cese de reforzamiento. Se tiene que evitar en lo posible que el propio momento en que se aplica la técnica sea reforzante (es decir, que no se sienta más atendido por el hecho de ser castigado, cosa que puede provocar que la conducta objetivo aumente). Se le explica el porqué del castigo y se procede a indicarle el tiempo que debe permanecer fuera.

Una vez transcurrido el tiempo de tiempo fuera, se procederá a preguntar al sujeto si entiende por qué ha sido expulsado y se le indica al niño que puede volver a la situación estimular. Pueden ofrecerse estrategias alternativas en el caso de que la conducta indeseada tuviese algún tipo de motivación detrás.

Es posible implementar un reforzamiento diferencial de conductas, felicitando y elogiando las conductas que sean incompatibles con la que se quiere eliminar. Es importante ser coherente y consistente en su aplicación, pues de lo contrario el tiempo fuera puede provocar confusión.

 

 

XVII. ENTRENAMIENTO DE HABILIDADES SOCIALES

Se encuentra entre las técnicas más potentes y más frecuentemente utilizadas para el tratamiento de los problemas psicológicos, para la mejora de la efectividad interpersonal y para la mejora general de la calidad de vida.

Se enseñan conductas específicas, y se practican y se integran en el repertorio conductual del sujeto. Esquema del entrenamiento en habilidades sociales:

  1.  Evalúa la situación
  2. Determina lo que crees que son los derechos y responsabilidades de las distintas partes en la situación.
  3. Determina las probables consecuencias a corto y a largo plazo de los diferentes caminos de acción.
  4. Decide cómo te comportarás en la situación.
  5.   Experimenta con nuevas situaciones y conductas en las situaciones de práctica
  6. Ensaya las nuevas conductas en las situaciones representadas. Inténtalo una y otra vez. Practícalo tantas veces como sea necesario. Cambia la respuesta del compañero de rol-play, de tal manera que las consecuencias puedan ser positivas, negativas o neutras.
  7. Refuta las creencias erróneas y las actitudes contraproducentes y reemplázalas por creencias más correctas y productivas.

Invierte tu perspectiva. ¿Cómo te sentirías en la posición de la otra persona? ¿Es verdad la creencia? ¿Por qué es verdad? ¿Qué evidencias apoyan a la creencia?

¿Te ayuda la creencia a sentirte en la forma en que quieres sentirte?

¿Te ayuda la creencia a lograr tus objetivos sin herir a los demás?

¿Te ayuda la creencia a evitar molestias o situaciones desagradables importantes sin negar al mismo tiempo tus propios derechos?

Pregunta las opiniones de los demás sobre el impacto y las consecuencias probables de su conducta.

Emplea la detención del pensamiento para interrumpir creencias contraproducentes y obsesivas que ocurren frecuentemente.

III.  Evalúa tu conducta

  1. Determina tu ansiedad en la situación

(Aprende a relajarte si es necesario: a) relajación completa, b) relajación diferencial)

Puntuación SUDS

Contacto ocular

Postura relajada

Risa nerviosa

Movimientos de cabeza, manos y cuerpo excesivos

  1. Evalúa el contenido verbal

¿Dijiste lo que querías decir realmente?

¿Eran tus comentarios concisos, pertinentes, apropiadamente asertivos a la situación?

¿Eran tus comentarios claros, específicos y firmes?

¿Evitaste largas explicaciones, excusas y disculpas?

¿Empleaste la primera persona y la expresión de sentimientos cuando era apropiado?

  1. Evalúa el contenido verbal

¿Dijiste lo que querías decir realmente?

¿Eran tus comentarios concisos, pertinentes, apropiadamente asertivos a la situación?

¿Eran tus comentarios claros, específicos y firmes?

¿Evitaste largas explicaciones, excusas y disculpas?

¿Empleaste la primera persona y la expresión de sentimientos cuando era apropiado?

  1. Evalúa la adecuación de tu conducta no verbal

¿Contestaste casi inmediatamente después de que habló la otra persona?

¿Tu expresión facial estaba en consonancia con la situación? ¿Mirabas a la cara a la otra persona?

¿Acompañabas con gestos apropiados lo que estabas diciendo?

¿Tu postura y orientación eran acordes a la situación?

¿Había vacilación o tartamudeo en tu voz? ¿Eran apropiados tu volumen y entonación?

¿Había demasiados silencios? ¿El tiempo de habla era compartido, o bien tu contribución era mínima?

  1. Decide si estás satisfecho con tu actuación general en la situación.
  2.    Lleva a cabo las nuevas conductas en las interacciones de la vida real
  3. Decide comportarte de forma asertiva en una situación de la vida real. Practica la situación como una tarea para casa.
  4. Empieza a comportarte asertivamente en interacciones que ocurren de forma natural, siendo cuidadoso de no ir demasiado deprisa.
  5. Registra y evalúa las tareas para casa, las conductas ensayadas y las interacciones que ocurren de forma natural empleando las hojas de registro adecuadas.
  6. Comunicación efectiva

Para que pueda llamarse comunicación efectiva se necesita lo siguiente:

*Cuando el/la receptor/a capta el mensaje que el/la emisor/a intenta transmitir con las menores distorsiones posibles.

* Cuando al emitir un mensaje, se intenta expresarlo de forma que sea entendido por el/la interlocutor/a.

* Cuando se escucha atentamente lo que la otra persona transmite, de forma explícita e implícita.

*Cuando se entiende que la percepción no es la realidad, y que los mapas y suposiciones son diferentes de unas personas a otras.

Se pueden utilizar las siguientes técnicas:

  1. Parafrasear al otro: Entre las técnicas de comunicación eficaz basadas en la comprensión del otro existe una realmente interesante para sobreponerse al «ruido» que puede interferir en la buena comprensión. Parafrasear a la otra persona resulta un ejercicio práctico que realmente funciona. No se trata de repetir como un loro. Se trata de sintetizar lo que el otro ha dicho con tus propias palabras utilizando expresiones como: “Si no he entendido mal…”, “Lo que quieres decir…”, etc. Así comprobarás sin romper el diálogo si existe o no coincidencia.
  2. Las expresiones de refuerzo: Durante cualquier diálogo se producen picos de atención. A mitad del mensaje, casi sin darnos cuenta, prestamos mucha menos atención que al inicio. Es por eso por lo que es importante el uso de expresiones de refuerzo para una comunicación eficaz.
  3. El problema no son las personas: En el ámbito empresarial se exige en muchas ocasiones que las técnicas de comunicación eficaz sean capaces de transmitir los fallos que se cometen. Puede parecer algo imposible, pero la clave está en enfocarlo todo hacia las acciones, hacia el problema en sí mismo, olvidándose de las personas. La clave está en cambiar el “Ser” por el “Hacer”. Atribuir etiquetas funciona como refuerzo de la actitud. Al utilizarlas como calificativos personales negativos solo se consigue arraigar esa conducta en la persona.
  4. No dejar pasar los temas: afrontar los temas, especialmente los negativos en el mismo instante en el que se presentan. Aunque se trate de detalles o fallos nimios, se conseguirá evitar los efectos negativos de la acumulación.
  5. Evitar los reproches pasados: El objetivo de la técnica de comunicación eficaz es buscar una solución ante un problema. Nunca será el de buscar culpables o víctimas. Mucho menos hechos de los que quizá una de las partes ni se acuerde. Y si se acuerda, no tienen relevancia ninguna para lo que te ocupa actualmente.
  6. Ser breve, conciso y directo: La clave está en expresar tus planteamientos de la forma más breve, concisa y directa posible, de modo que el fondo del mensaje no quede diluido por informaciones irrelevantes.
  7. Activar la escucha activa: Comunicarse no es hablar. Hablar es solo una parte esencial de la acción de comunicar. Para que haya comunicación eficaz, debe existir un intercambio recíproco del mensaje. Así que es tan importante lo que decimos como entender el mensaje del otro interlocutor.  Y cuando se habla de “entender” se hace referencia a un esfuerzo consciente por comprender qué quiere decir con sus palabras.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

REFERENCIAS.

Bados, A. & Garcia, E. (2010). La técnica de la reestructuración cognitiva. Facultad de Psicología, Universidades de Barcelona. Recuperado de: https://www.psyciencia.com/wp-content/uploads/2014/10/Reestructuracion-Cognitiva-paso-a-apso.pdf

Barraca, J. (2016). La activación conductual en la práctica: técnicas, organización de la intervención, dificultades y variantes. Analisis y modificación de conducta, 42(166), 15-33. Recuperado de: https://www.researchgate.net/publication/303803078_La_Activacion_Conductual_en_la_practica_tecnicas_organizacion_de_la_intervencion_dificultades_y_variantes

Garcia, J. (2016). Terapia de Aceptacion y compromiso(ACT):prinicipos y características. Psicología y mente. Recuperado de: https://psicologiaymente.com/clinica/terapia-aceptacion-compromiso

Maero, F. (2012) Activación conductual: Un tratamiento simple y eficaz para la depresión. Psyciencia. Recuperado de:  https://www.psyciencia.com/activacion-conductual-un-tratamiento-simple-y-eficaz-para-la-depresion-2/

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